Fue un festival de colores, aromas y sabores; en los pasillos había catrinas, papel picado de colores, incienso, pan de muerto, calaveras de azúcar y, sobre todo, alegría entre las personas de la tercera edad y las familias que los acompañaron.
Al dirigirse a los asistentes, Ríos Guerrero reconoció al personal de La Quinta de las Rosas, principalmente a las personas adultas mayores por su entusiasmo, ganas de seguir aprendiendo y de continuar activos; “son orgullo y un ejemplo, por ustedes esta estancia tiene fama y reconocimiento de la sociedad”.
Para amenizar el convivio se dio lectura a las tradicionales calaveritas, se presentó con un número musical el grupo de salsa Azúcar y se premió a las mejores ofrendas: el tercer lugar fue para el taller de Yoga, el segundo para Cachibol y el primer puesto lo obtuvo el grupo de Acondicionamiento Físico.
La gran fiesta finalizó cuando se levantaron los altares y se compartieron los alimentos entre los asistentes. |