La científica investiga cómo va evolucionando la enfermedad hasta originar un cáncer con la capacidad de inducir la muerte del individuo, y cómo estos dos sistemas, el hormonal y el nervioso, se relacionan para generarlo.
Es muy difícil estudiar las enfermedades prostáticas y su relación tanto con el sistema nervioso periférico y el hormonal en el humano, lo que existe a la fecha son principalmente estudios de correlación y por lo mismo estos trabajos se tienen que realizar en otros individuos como la rata. Los trabajos que hemos realizado en ellas han sido principalmente mediante la manipulación de los nervios, en este caso quitamos el control del nervio pélvico y/o el hipogástrico (cortando los nervios) y evaluamos su efecto sobre la glándula.
Lo que se ha observado es que la eliminación del control nervioso induce enfermedades como hiperplasia y displasia en la glándula en tiempos no mayores a un mes de tratamiento. Este efecto es más rápido que el hormonal ya que la manipulación de este sistema nos da el mismo tipo de enfermedad pero a los tres meses de tratamiento. La información que se ha obtenido al momento indica que la suspensión del control nervioso induce una caída en los niveles sistémicos de testosterona y del receptor de andrógenos en la glándula. Este resultado es novedoso ya que es uno de los primeros estudios donde se vincula tanto al sistema nervioso como al hormonal, resultados que están por ser publicados y que son parte de la tesis de doctorado de la estudiante Karina Serrano.
Según la prueba hecha en roedores, ¿cómo y a qué se debe la relación entre lesiones prostáticas y el acto sexual?
El acto sexual es una conducta que se realiza cotidianamente por el humano y cada uno induce elevación de prolactina y testosterona, así como activación del sistema nervioso periférico. Esta conducta per se no induce alteraciones en la próstata, pero esta se puede generar por infecciones repetidas transmitidas sexualmente. Lo que sí puede conducir a la aparición de las enfermedades en la próstata es un desajuste hormonal (prolactina o testosterona) o que exista una degeneración del sistema nervioso periférico. Eso es lo que hemos encontrado con los trabajos que estamos realizando en el laboratorio.
La información obtenida al momento muestra que la hiperprolactinemia, es decir altos niveles de prolactina en sangre, promueve enfermedades en la próstata, y en humanos se ha observado esta correlación, pero lo que a la fecha no se ha mostrado es que estas enfermedades pueden ser inducidas por las acciones conjuntas de la degeneración del sistema nervioso periférico (hablamos de los nervios pélvico e hipogástrico) y las alteraciones hormonales trabajan juntas para inducir enfermedades más agresivas (displasia o neoplasia intraepitelial) que una hiperplasia prostática y eso es lo que nos está indicando los trabajos que hemos realizado en el laboratorio.
Usamos diversas técnicas en el laboratorio como son análisis de hormonas en sangre, inducción de la hiperprolactinemia por adición de prolactina, en la próstata analizamos las proteínas como son los receptores a prolactina y andrógenos y los mecanismos de comunicación celular. También se analizan las características histológicas de la próstata y todo ello en conjunto nos va indicando qué cosas van cambiando en el interior de la célula que hace que la glándula vaya enfermando y presentando diversas patologías.
Esto se realiza con el esfuerzo de los profesores que pertenecen a nuestro cuerpo académico de neuroquímica y a los estudiantes que se encuentran realizando su tesis de doctorado. Cada uno de ellos evalúa una pieza del rompecabezas que con el tiempo se van enlazando y va tomando la forma según la enfermedad que se esté analizando.
Lo importante en este caso no es si la cura para el cáncer de próstata está cerca, sino que ya se empezó a investigar y esa es una muy buena noticia.
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