Más tarde se puso en marcha un proyecto gubernamental para plantar 200 hectáreas de árboles en una zona cercana. Payeng participó durante los cinco años que duró la tarea. Cuando acabaron las obras, decidió quedarse en la zona para seguir reforestando la isla.
Treinta y cinco años después, un enorme bosque sustituye a la arena donde se suponía que no podía crecer nada. Una zona llena de vida que alberga tigres, rinocerontes, elefantes y varias especies de pájaros fruto del empeño de una persona y la dedicación plena a su causa.
La historia de este gran amigo de la naturaleza se cuenta en varias películas documentales como “Forest Man”. Este héroe local es el ejemplo a seguir para muchas personas. Su proeza les sirve de motivación para intentar cambiar el mundo.
Treinta y cinco años dedicados a repoblar una zona sin vida son la muestra que muchos necesitan para empezar a actuar. Personas como Payeng enseñan a la humanidad que sólo hace falta cambiarse a uno mismo para empezar a cambiar el mundo.
Ulises Tuero Rodríguez
Periodista
Twitter: @ulistuero
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