Al final, Winckler podrá demostrar si en verdad la gente está equivocada y si fue capaz de hacer cumplir la Ley tal y como le manda su nombramiento de Fiscal General y tal como se lo exige su jefe. Eso será al final, por ahora no son los tiempos de festejar.
Pero el caso que rebasa la decencia es el del diputado federal y ex tesorero de Javier Duarte de Ochoa, Tarek Abdala.
Tarek le falta el respeto.
“Me hará lo que el viento a Juárez” (expresado decentemente) dice en corto a sus amigos.
“Que me las enseñe -refiriéndose a las pruebas que Winckler dice tener-. Estoy listo para defenderme, aquí estoy sin esconderme, sin correr, listo para cualquier imputación que se haga en mi contra y listo para poder sacar adelante estas imputaciones de la mejor manera y no permitir que sigan ensuciando mi nombre”, dijo Tarek al reportero Horacio Jiménez en entrevista publicada en El Universal.
¡Sí! Es verdad. Cualquier mamarracho engreído y prepotente como Tarek Abdala se piensa con derecho de retar al Fiscal y de burlarse de sus gestiones.
En todos estos casos mencionados, el Fiscal General deberá esmerarse al máximo, y echarle todo el talento del que pueda ser capaz hasta dejar en claro y despejar todas las dudas de los veracruzanos. Si Tarek, Bustos, Del Ángel y Bermúdez, pasan de ser presuntos inocentes a culpables declarados, les deberá caer todo el peso de la ley; pero si resulta que son declarados “inocentes” y Winckler con la representación del pueblo veracruzano debe dar las palabras más humillantes para un Fiscal (“Usted disculpe”), entonces la ignominia y la vergüenza recaerá sólo sobre él y debería renunciar en consecuencia.
Lo que se ha dicho y propalado que hicieron esos personajes no tiene nombre. Rebasaron la capacidad de asombro no solo de los veracruzanos sino de los mexicanos.
De lunes a domingo, sin faltar un solo día, hace meses que Veracruz se ha convertido en la opinión nacional en símbolo de la corrupción con el comandante Duarte por delante. Se habla de lavado de dinero, saqueo multimillonario del arca pública, abuso de funciones, tráfico de influencias y de enriquecimientos inexplicables.
El Fiscal General debió haber trabajado muy fuerte para conectar con suficientes pruebas los hilos de la telaraña. El escándalo lo ventilan los medios y las redes sociales. El alegato lo hacen los abogados, y la investigación financiera los contadores. Sabido es que desde finanzas armaron todo. No es gratuito decir que siguiendo el dinero se encuentra al culpable. Y si no lo hizo, si no amarró todas las pruebas adecuadamente, si lanzó golpes y aprehensiones bajo presiones políticas de su jefe y dejó que la justicia se prostituyera por fines electorales, entonces quienes habrán ganado no son los pillos, sino que habrá perdido él. El pueblo veracruzano no se conformará con que Winckler nos diga al final: “Ustedes discúlpenme”. Los tiros de precisión se dan cuando todo está a favor, y no cuando los reflectores están encima.
Lamentable que se le quiera achacar la ineficiencia de las fiscalías en el país a un nuevo Sistema Penal Acusatorio. Ahora resulta que todo es culpa de ese maldito sistema que no deja encarcelar a los malos. ¡No señores! El problema no es el Sistema Penal Acusatorio, el problema son las fiscalías que no se han sabido adaptar a un nuevo modelo en el que llevan años capacitándose; el problema son las fiscalías que quieren seguir aplicando la máxima de primero fusilas y después virigüas; el problema no es que se tenga que presumir la inocencia, sino que no pueden comprobar las culpas. Por eso es que Tarek hoy se siente tan confiado, por eso es que Bustos está libre, por eso es que César del Ángel saldrá pronto y por eso es que hay quinielas para ver en cuántos días liberan a Bermúdez. Por eso es que los mamarrachos como Tarek retan al fiscal, porque entienden que la ley no protege a los culpables, sino que las fiscalías no se ajustan a los procedimientos.
La ineficacia, políticamente, cuesta mucho, el tiempo corre y los ciudadanos se cansan y ellos sí que no perdonan. |