Muchos piensan que los delatores pecan de desleales, pero la lealtad no tiene nada que ver en esta guerra psicológica. Así agarró a Moisés Mansur, quien con una candidez que raya en la ternura, entregó todo, incluyendo información y propiedades. Mansur pensó que con entregar en charola de plata a sus socios, él estaría salvado, pero no contaba que con Yunes no habría ni perdón ni olvido.
Varios de los que hoy están en Pacho Viejo cayeron porque alguien más declaró en su contra, porque alguien más filtró los documentos necesarios o cuando menos señaló el lugar donde podrían rascarle. Los veracruzanos son muy dados a ocupar la máxima “De que lloren en mi casa, mejor que lloren en la tuya”.
Así es como Yunes se convirtió en una auténtica "máquina de la verdad”, y por eso nadie está tranquilo. Otros columnistas describieron antes el juego de la habitación del pánico que ocupa Yunes Linares. La propia Gina Domínguez lo explicó -antes de ser encarcelada- como un juego en el que la intención es filtrar información a la prensa para “que nadie duerma tranquilo, ni siquiera puedan conciliarlo aquellos que nada tuvieron que ver con los grandes negocios que se hicieron al amparo del poder”.
Yunes Linares juega, pero lo hace en serio. Con la habitación del pánico los aterroriza, y con el dilema del prisionero los aprieta. Con ambos juegos mantiene a raya a los Duartistas, a los verdaderos Duartistas que ni siquiera deambulan en las calles de Veracruz. Son los Duartistas que no duermen ni concilian el sueño y que están aterrados por el temor de lo que los prisioneros puedan cantar.
Desde hace tiempo comenzaron los juegos; juegos que tienen base científica, que son objeto de estudio y que pertenecen, aunque no lo crea, a las técnicas de análisis de la teoría de juegos estándar.
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