Se presume que las leyes de México son de las mejores en el mundo, pero en su aplicación dejan mucho que desear.
La mayor de las veces un billete lo arregla todo.
Por el momento que se vive en el país, cabe recalcar la idea central de la nota de Alejandra Canchola, que publica hoy El Universal, que titula “Con corrupción en los cimientos” y se refiere, -no es el único sitio- que “El reglamento de construcción de la CDMX es reconocido a nivel internacional por ser uno de los mejor elaborados en materia de estructuración de inmuebles para soportar sismos de alta magnitud; sin embargo, la corrupción y los intereses de particulares, políticos y de inversión, han provocado el incumplimiento de las normas que apoyan esta reglamentación.
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El problema es que los peritajes de los edificios caídos jamás se han dado a conocer a la sociedad, y eso debe terminar.
¡EL SILENCIO DEBE TERMINAR!
Se debe saber quién autorizó las licencias de construcción de aquellos edificios nuevos que se cayeron en este trágico mes de septiembre.
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