El análisis serio obliga a recordar la tradición histórica del PRI, donde el juego del Tapado es la piedra angular de la sucesión presidencial. Enrique Peña Nieto trae en su baraja un destapado y un tapado. El destapado evidentemente es José Antonio Meade Kuribreña, y si hubiera algún tapado, ese sería el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Hay una arista que casi no se ha incluido en el análisis, y es el tema de la sucesión en el Banco de México en la que Meade actualiza las conveniencias técnicas, económicas y financieras. Es el único que inspira respeto en los mercados financieros y de capitales, que daría confianza a la cúpula dueña del dinero nacional e internacional, y que otorgaría la estabilidad que el Banco de México requiere después de la ya pronta salida de Agustín Carstens para asumir el cargo de Gerente General del Banco de Pagos Internacionales.
Es claro también que Meade no es el único, en el medio hay elementos con el perfil y capacidades para suplir a Carstens, entre los que se encuentran: Alejandro Werner, actual director del departamento del Hemisferio Occidental del FMI; Alejandro Díaz de León, ratificado por el Senado como subgobernador; Manuel Ramos Francia, también subgobernador del Banxico; Guillermo Ortiz, ex Secretario de Hacienda; Francisco Gil Díaz, también ex titular de Hacienda Federal; José Ángel Gurría, actual secretario general de la OCDE; entre otros.
Otro que se menciona es el mismo titular de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, que ya fue titular de Hacienda, pero quizá, en este caso, su militancia priista podría ser un handicap en su contra.
Por otra parte, Meade también actualiza un supuesto político contrario a los intereses del PRI, pues su candidatura daría la justificación perfecta para que el discurso de Andrés Manuel López Obrador prendiera como la gasolina. AMLO tendría la materia perfecta para ir por todos los rincones del país gritando: “Ya ven, se los dije, que sería Meade el candidato de Peña Nieto. Meade representa los intereses de la mafia del poder. El PRI y el PAN, son lo mismo”…
Pero más allá de cualquier razón aquí esgrimida, habría que preguntarse si Peña Nieto tiene la fortaleza suficiente para jugar su sucesión con un “destapado”.
Por otra parte, no se deben descartar las palabras que nos confió el senador Pepe Yunes Zorrilla en el Rancho San Julián en el sentido de que él sería el candidato del PRI y no necesariamente por ser amigo de Meade, como muchos apuntan en los medios locales. Esas palabras encierran demasiados mensajes, y un sin fin de posibilidades. Pepe Yunes está seguro de ser el candidato del PRI para el 2018, pero esa seguridad la tiene con o sin Meade. ¡Uf!
Estas dos premisas y lo antes expresado, podría arrojar la conclusión de que no necesariamente Meade será el candidato del PRI a la Presidencia.
El PRI tiene sus tiempos, y podría llevarse su definición hasta diciembre o enero. Sin embargo, una vez que Agustín Carstens sea relevado en el Banco de México, se podrían ir develando las incógnitas.
En las encuestas publicadas por empresas serias nacionales, Miguel Ángel Osorio Chong es el mejor posicionado, y aguas, podría ser el verdadero Tapado de Peña Nieto. | 
