Con este escenario, a Meade se le cierra el espectro pues los indecisos no están siendo seducidos por el aire de honestidad y ciudadanía que quiere vender el candidato priista.
Así, ¿A quién restarle votos? Con los indecisos no le va a alcanzar, por lo que sólo le queda “morder” a los que hoy simpatizan con Anaya.
Anaya está entre las patas del caballo y a Meade no le queda más que aprovechar la caída del Chico Maravilla.
En política todo está fríamente calculado, todos son números y tendencias, y en función de la necesidad está la mordida. |