El analista político Rogelio Barrios en su participación semanal en el 88.9 de FM, comentó que “La salud del Presidente de la República y de altos mandos del gobierno sigue siendo un tema privado, muy a pesar de que la Constitución en su artículo 16 habla de la importancia que algunos datos privados pueden tener para la Seguridad Nacional”.
Esto es, la salud de los gobernantes es un tema prioritario, de Seguridad Nacional, no es un juego ni algo que deba tomarse a la ligera, los destinos de ciento veinte millones de mexicanos están a merced de una sola persona. Y pese a eso, no hay posibilidades reales en este momento de conocer el estado de salud del Jefe del Ejecutivo Federal.
De Enrique Peña Nieto se han inventado una y mil historias sustentadas sobre todo en su extremada y marcada delgadez que deja ver un mes sí y otro también.
Pero esta preocupación, como apunta Barrios “No es un tema nuevo, surgió desde las presidencias de Vicente Fox y Felipe Calderón con sendas iniciativas legislativas -ambas en el Senado- de intentar clarificar esta información que debería ser un dato público”.
“Primero fue Dulce María Sauri en la 59 legislatura, quien puso el tema en la palestra cuando se habló del milagroso medicamento que tomaba el Presidente Fox para sobrevivir (Prozac) y ella propuso todo un sistema a efecto de hacer transparente no sólo la salud del Presidente de la República sino también del Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, del Procurador General de la República, el Gobernador del Banco de México y del presidente del entonces IFE, dado el carácter unipersonal que tenían estos puestos”.
Y es que efectivamente se debe reglamentar hasta dónde es importante que el público tenga acceso al tema de salud del Presidente o de aquellos que aspiran a la Presidencia y esos puestos unipersonales.
Pero si usted piensa que todo eso es un tema armado por la Mafia del Poder, debería saber que incluso Ricardo Monreal, cuando fue Senador del PT, también propuso no solo transparentar el estado de salud, sino incluso reglamentar que pudieran los aspirantes a un cargo de elección popular, presentar un examen de aptitud mental y uno de salud.
No es cuestión de espinarse ni pararse de pestañas si se piden cuentas a López Obrador de su estado de salud. Finalmente hay una enorme posibilidad de que llegue a Presidente y ningún daño haría que los mexicanos supiéramos a quién estamos eligiendo y su estado de salud.
No es un tema de morbo, sino de saber realmente qué está pasando con nuestros gobernantes. ¿Se imagina usted a nuestro presidente padeciendo un delirio mental y tomando decisiones todos los días?
Por salud mental, deberíamos saber cuál el estado de salud de los que pretenden gobernarnos, no más, pero tampoco menos.
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