Para los que vivimos en Veracruz resulta difícil creer que tanto Yunes padre como el hijo, después de la debacle que experimentaron, opten por esconderse bajo una piedra durante 4 ó 6 años. Seguramente, después de lamerse las heridas, uno en Palacio y el otro de viaje por el mundo, querrán ser incómodos para Cuitláhuac García.
El poder absoluto que hasta el 30 de junio tenía “a manos” llenas Yunes Linares, se desvaneció cuando Mitofsky dio a conocer, en Noticieros Televisa, que el Frente había perdido la elección en Veracruz, situación que más tarde confirmaría el órgano electoral estatal.
Me cuentan que cuando Yunes Linares vio los números de Roy Campos se tomó la frente, incrédulo, tratando de encontrar culpables en la gente que lo rodeaba. Sin embargo, dicen que al conocer que el OPLE avalaría esos números más tarde, por ahí de las once de la noche, intentó retrasar el anuncio, haciendo llamadas, cosa que no pudo lograr: su poder había terminado.
¿Qué ocurrirá con Miguel Yunes Linares y su hijo? Hipótesis, puede haber muchas. Lo cierto es que difícilmente se quedarán sosiegos después del tsunami que les propinaron. Se sabe que al interior del equipo varios lanzan pintorescas justificantes por la derrota, lo cierto es que sin importar lo creativas que éstas sean, el primero de diciembre ya no estarán en la Gubernatura.
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