De entrada espantan varias de las definiciones preliminares de gobierno de Andrés Manuel López Obrador como la del despido de más de 8 mil empleados de confianza de las delegaciones federales o las rudas advertencias que le ha hecho personalmente a legisladores federales, estatales y gobernadores de su partido que ganaron sus respectivas elecciones.
Y es que en México ya se había vuelto costumbres que las promesas de campaña perdían vigencia el mismo día en que se ganaban las elecciones.
México ha vivido muchas veces el Gatopardismo, es decir, lo que en ciencias políticas se ha definido como el ‘cambiar todo para que nada cambie’, paradoja atribuida a Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
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