A raíz de que la más reciente edición de la Revista Proceso causó un gran revuelo mediático y que dividió las opiniones de gran cantidad de importantes formadores de opinión, Proceso respondió este martes mediante un mensaje difundido en redes sociales, que “‘la diferencia entre Proceso y otros medios es que, en la revista, si acertamos, si nos equivocamos, somos nosotros. No hay nadie, nadie, que nos dice, que nos obligue a publicar una sola palabra’. Estos conceptos de Julio Scherer García, director fundador de Proceso, definen la libertad e independencia con las que ejercemos en esta publicación, sin concesiones, el oficio periodístico”.
Ante la calificación de ‘amarillista’ y ‘sensacionalista’ que AMLO le aplicó a su más reciente edición, Proceso expresó su rechazo al ‘vituperio, indigno de un hombre de Estado’. Y, como AMLO dijo que ‘la libertad implica mensajes de ida y vuelta’ Proceso le toma la palabra y pide que existe el diálogo y solicita formalmente una entrevista con Proceso, con plena libertad para ambas partes.
Así, quizá sin percatarnos se escribe una relación diferente entre el poder público y los medios.
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¿Sano? Desde luego que sí. Corresponderá ahora a AMLO allá en el Centro y a Cuitláhuac García Jiménez aquí en el Estado, definir las reglas del juego.
Las campañas políticas quedaron atrás, a ellos, AMLO y Cuitláhuac les corresponde gobernar, informar y a los medios esparcir y analizar la gestión pública para la sociedad. El respeto a ello es la regla. |