A poco más de dos años de su partida y encarcelamiento, Duarte ha ido dejando poco a poco de provocar interés y cada que aparece se le ve más como un loco profeta en el desierto, que habla de injusticias y agravios en su contra, que nadie compra ni nadie cree.
Venir a hablar de austeridad familiar, teniendo a su esposa e hijos viviendo la vida loca en Inglaterra no llama para nada a la conmiseración, sino más bien a la ira y el encono.
Decirse lastimado porque su familia vive con “apenas” 180 mil pesos al mes, es una burla más para los veracruzanos, y asegurar que ese dinero lo junta con apoyo de familiares y amigos entrañables es una basura más que sale de su boca.
No hay ni un rastro de honradez en sus palabras y tampoco han generado ni una pizca de empatía entre los veracruzanos.
Siembra vientos y cosecha tempestades. |