Consiste en deslizar el plástico por la ranura que queda entre la puerta y el marco a la altura de la cerradura, manteniendo un ángulo perpendicular. Se inclina el lado del plástico más cercano, de modo que esté casi tocando la manilla y luego se empuja hasta que se deslice. Por último, se curva el plástico en dirección contraria forzando a la cerradura a retroceder y después abre la puerta con rapidez.
Para las puertas que han sido cerradas con llave, los ladrones utilizan otros métodos. Uno de los más usados es el bumping debido a su simplicidad y eficacia. También ha ayudado a su popularización los videotutoriales en Youtube, así como las tiendas online donde las llaves de bumping impresas en 3D están disponibles a partir de 3€.
El bumping consiste simplemente en introducir en la cerradura una llave bumping (una llave manipulada) y golpearla con un martillo para hacer saltar simultáneamente los pistones del cilindro sin producir ningún daño a la puerta, permitiendo el giro de la llave y, por tanto, la apertura de la puerta.
Otra técnica que utilizan los ladrones es el “impressioning”, la cual consiste en introducir una lámina especial de aluminio en el interior del bombín. La víctima no nota nada y cuando introduce la llave para entrar en la vivienda, la llave se queda “calcada” en la lámina de aluminio, obteniendo así una copia de la misma.
Otro método que se usa consiste en introducir una llave maestra cubierta con un trozo de lana que rellene los agujeros y muescas necesarios para mover los pernos de las cerraduras y hacer saltar los pistones.
Es una de las más limpias ya que no deja ninguna señal de que se ha manipulado la cerradura. Además, la lana es asequible y fácilmente accesible, no se necesita mucha pericia y no se necesitan herramientas ni maquinaria pesada.
Otra técnica muy utilizada por los amigos de lo ajeno es el ganzuado aunque para hacerla bien hay que ser un ladrón experimentado. Para está técnica, se crea una ganzúa con un metal lo suficientemente firme y la llave de tensión. Se inserta la llave de tensión en la cerradura y se presiona contra la parte inferior, aplicando una presión constante.
Si se gira la llave de tensión en la dirección correcta, se escuchará cómo los pistones van cayendo. A continuación, se inserta la ganzúa por encima de la llave de tensión y se empuja cada pistón contra la cerradura.
¿Y qué se puede hacer para impedir que los ladrones fuercen las cerraduras?
En primer lugar, hay que cerrar siempre con llave o echando todos los anclajes, lo que reduce o anula las posibilidades de que el ladrón utilice el método de la tarjeta.
Para disuadir a los cacos especializados en bumping, lo mejor es, por un lado, instalar un escudo protector en torno a la cerradura y, por otro, sustituir el bombillo normal por un bombillo antibumping.
El escudo protector tiene como función principal proteger el bombillo y el acceso al mecanismo interno de la cerradura.
Por otra parte, la instalación de un bombillo antibumping, puede frustrar el robo con este método. La diferencia entre un bombillo normal y uno antibumping, es que este último está reforzado con acero en su interior y utiliza un mecanismo más complejo con dos o tres hileras de pistones (en vez de uno) para reforzar la seguridad.
En definitiva, la combinación de bombillo-escudo es la mejor forma de evitar que fuercen la cerradura y entren en casa.
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