López Obrador explicó que “se está creando la Guardia Nacional y va a tener presencia en todo el país, y desde luego, va a tener presencia en la frontera sur, y en la frontera norte y en todo el país. Es parte de un programa de seguridad y, de acuerdo a la Constitución y a las leyes, puede ayudar y coadyuvar en tareas de apoyo para funciones migratorias”.
Detalló que también ayudará a acompañar a los migrantes en el retorno a su país y evitará que lleguen al norte del territorio nacional por cuestiones de seguridad, “porque en el norte hay más riesgos de enganche en bandas y corren más peligro”, y en este contexto, recordó el caso de San Fernando.
El jefe del Ejecutivo rechazó que el despliegue de la Guardia Nacional, dado a conocer ayer por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, forme parte de los acuerdos con Estados Unidos en el marco de la negociación con autoridades de ese país por la posible imposición de aranceles a productos mexicanos.
Afirmó que su gobierno quiere ayudar a Estados Unidos en el tema migratorio, pues “necesitamos mantener una buena relación. Quiero seguir siendo amigo del presidente Donald Trump”.
No queremos, agregó, pelearnos con el gobierno estadunidense y mucho menos con el pueblo de Estados Unidos. "Somos vecinos cercanos, no distantes”, enfatizó.
Sobre las declaraciones de su homólogo acerca de que Estados Unidos no necesita a México, López Obrador se limitó a levantar los brazos e hizo la señal de la paz con ambas manos.
Sobre los aranceles que quiere imponer el gobierno estadunidense, López Obrador indicó que “desgraciadamente se mezcla lo migratorio con lo comercial, que no debería de ser así”.
Aplaudió que hasta el momento sigan las negociaciones en Washington, que “nadie se haya parado de la mesa” y que todavía haya tiempo para dialogar.
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