Aunque el paradero del presunto delincuente de cuello blanco Emilio Lozoya, ex director de PEMEX, sigue sin ser conocido, la FGR ya no tiene pretexto legal alguno para capturarlo y llevarlo ante un juez federal para que responda por los delitos de lavado de dinero, asociación delictuosa y cohecho por la compra fraudulenta de una Planta de Fertilizantes de Coatzacoalcos y su relación con sobornos millonarios de la empresa petrolera Brasileña Odebrecht.
Lozoya solito, a través de sus abogados, virtualmente se puso en manos de la Fiscalía General de la República al renunciar a la suspensión definitiva de su captura que le otorgó un Juez Federal para protegerlo de una segunda orden de aprehensión en su contra.
Lozoya dejó así de gozar de la medida cautelar para evitar su captura.
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