Entonces el problema no es el humanismo en sí, el problema fue meter a Jesucristo en el discurso, algo que no ha gustado desde hace demasiados años cuando se buscó la separación Iglesia-Estado.
Dichas relaciones estuvieron rotas por más de cien años y no fue sino hasta principios de los noventas cuando México volvió a tener relaciones con el Vaticano. ¡Ahhh! Pero lo que molesta a muchos es eso, que lo que utilice AMLO en su discurso no sea la relación con la iglesia católica, sino con el cristianismo protestante. En un país en el que más del 80% profesa el catolocismo… ¿Pues cómo?
Lo cierto es que AMLO ganó un par de días de descanso y mientras la mayoría se fue por las ramas en la intrascendente discusión de que no debe compararse como lo hizo, se olvidaron y le dieron gas al problema de Culiacán.
¿Cómo se superará Culiacán para el Gobierno? No hay forma… pero cuando menos podrán, y al parecer con éxito, distraer al respetable público con cajas chinas que, hasta eso, están vendiendo muy baratas. |