En la conferencia de prensa de la tarde de este jueves el SubSecretario de Salud López-Gatell puso la puntilla al afirmar categóricamente que por parte de la Secretaría de Salud no hay prohibición a los laboratorios y hospitales privados para que hagan las pruebas del COVID19. Afirmó que los laboratorios pueden hacerlo, pero sólo dos hospitales (al momento) han cumplido con los requisitos de calidad necesarios para que sean considerados por parte de la SSA (los hospitales ABC y Ángeles Interlomas).
De allí en fuera, los laboratorios no están impedidos, pero no los reconocen.
Sin embargo, lo que llamó la atención e indignó a los reporteros de la fuente, fue que en el caso del primer fallecido fue esquivo y se anduvo por las ramas. En la primera ocasión que habló de él, se fue por las ramas y dijo que no interesaba “un caso específico”, sino que se debe ver el panorama completo.
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En una segunda ocasión, cuando ya se vio más acorralado, se notó exasperado y volvió a irse por las ramas. Es decir, al momento no se sabe por qué esa persona no estaba en las listas de las personas de riesgo, y de hecho no aparecía en las listas de los confirmados del COVID. Este caso evidencia, por tanto, muy mala coordinación por parte de la SSA en la atención del tema.
Sin embargo, lo que realmente molestó fue el anuncio a medias que hiciera el gobierno cuando afirmaron en la conferencia que sospechaban una nueva muerte por COVID19. Se aseguró que el fallecido era una persona de 74 años con antecedente de viaje a Estados Unidos, con 15 años de padecer hipertensión y que en próximas horas se haría la confirmación respectiva.
Vaya cachaza de estos tipos. Es decir, saben que la persona falleció, pero no tienen protocolos necesarios para poder determinar de forma ágil la causa de muerte. Si hay algo que flota en el ambiente por el momento, es la incertidumbre y la desconfianza a lo que informa el gobierno. |