Decir que el coronavirus nos vino como anillo al dedo es no tener la dimensión de lo que puede y ya está pasándole al país.
Que le diga que el coronavirus le vino como anillo al dedo a los familiares de los ya 37 muertos (más lo que se acumulen); que les diga que le vino como anillo al dedo a los enfermos que han pasado horas de sufrimiento y angustia familiar; que les diga que le vino como anillo al dedo a los miles de empresarios y empresarias que han cerrado sus negocios, que no pueden pagarle a los empleados y que aún así han hecho lo imposible por hacerlo; que se lo diga a quienes perderán en esta pandemia todo el esfuerzo de una vida; que se lo diga a todos los que sufren y seguirán sufriendo… ¡No señor Presidente! Su declaración no solo es desafortunada, raya en la torpeza siniestra y salvaje.
A nadie le cae como “anillo al dedo” esta pandemia. Sólo a Usted, tal vez, que podrá esconder su recesión y disfrazarla como pandemia. Ya de por sí nos tenía con cero crecimiento, y ahora nos irá, seguramente, peor… y si nos va bien, no será gracias a Usted y al Gobierno, que no han hecho lo suficiente.
|