Pues, bien, según el último informe ejecutivo sobre la deuda pública subnacional, de la Secretaría de Hacienda (SHCP), el actual gobierno de Veracruz logró en su primer año que el saldo de la deuda pública pasara de 44 mil 355 millones de pesos en 2018, a 41 mil 420 millones en 2019, una disminución en términos absolutos de 2 mil 935 millones de pesos, lo que le significa una baja de 9.18 por ciento en términos reales, mucho más alta que la media nacional (-2.3%).
Que el actual gobierno haya contenido severamente una tendencia alcista en la deuda pública y la haya disminuido de la manera en que observa Hacienda es algo que debe reconocerse en medio de tantas fallas en la parte ejecutiva, como la carencia de políticas claras en materia de salud y la incontenible ola de violencia que ha elevado las cifras en delitos graves.
Veracruz, con endeudamiento sostenible
Seguramente deberán pasar varios años para lograr no solo disminuir el monto de deuda y su relación con el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE), sino también bajar el déficit fiscal que asedia tanto a las finanzas el último mes de cada año; sin embargo, se ha logrado un avance importante: de un año al otro, la relación de deuda con el PIBE ha pasado del 4.4 en 2018 al 4.1 por ciento en 2019.
Este dato ha permitido que Veracruz esté a nivel de endeudamiento sostenibles según los Resultados del Sistema de Alertas de la SHCP, por lo que podrá contratar financiamientos y obligaciones por el 15 por ciento de sus ingresos de libre disposición.
En una situación distinta se hallan 6 estados (Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Quintana Roo y Sonora), a los que Hacienda los ha colocado con endeudamiento en grado de observación.
Veracruz ha sido uno de los estados más castigados en este rubro en la última década, cuando lejos de amortizar los montos de la deuda se ha venido incrementando año con año.
Fue en la administración de Javier Duarte cuando los montos de la deuda pública se dispararon por el mal manejo de la finanzas, el saqueo y la opacidad con la fueron manejados los recursos.
En el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares, se llevó a cabo una reestructura que poco favorecía la disminución del capital, debido a que no existía certeza en la capacidad de pago. Veracruz se encontraba dentro de las entidades con peor manejo de las finanzas, las calificadoras nos tenían en el peor lugar de sus reportes y las alertas de Hacienda dejaban en claro que el Gobierno no podía dar garantías y los bancos no participaron para ofrecer las mejores tasas.
En el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez ha quedado claro que el manejo de las finanzas está en buenas manos y va mejorando por el orden, transparencia y la disciplina financiera con la que se trabaja en la Sefiplan, donde José Luis Lima Franco ha demostrado que la austeridad no es sinónimo de fracaso como muchos dicen.
Ha sido precisamente la Ley de Austeridad la que ha servido como eje rector para el manejo de las finanzas y encaminar la toma de decisiones poniendo en el centro el interés común, ganado confianza en los mercados, en la banca, las calificadoras, y que ha permitido mejorar dentro del sistema de alertas de la Secretaría de Hacienda.
El manejo transparente de los recursos se traduce en datos duros en los estados financieros. La voluntad de pagar a proveedores ha permitido recuperar la confianza. El cumplimiento puntual de las obligaciones ha dado certeza, y esto sirvió para lograr una reestructura de la deuda donde ahora sí participaron los bancos en un escenario de competencia para ofrecer mejores tasas y, de esa manera, liberar recursos que puedan atender las demandas de los veracruzanos.
A pesar de esto, la reducción de la deuda en Veracruz durante 2019 se ha logrado en el esquema y condiciones que heredó el yunismo, pese a lo cual, por primera vez en muchos años la deuda ha disminuido significativamente, poniendo a Veracruz como el Estado que más ha reducido su deuda.
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