Las partidas que serían afectadas son los ramos 23, de Previsiones Salariales y Económicas, y 28, de Participaciones a Estados y Municipios. Esto, según la SHCP, debido a que la Recaudación Federal Participable se vino abajo a causa de la parálisis de la actividad económica a la que llevó el confinamiento por la pandemia de la covid-19.
En el caso del estado de Veracruz, la caída en sus recursos es estrepitosa. Hacienda pretende quitarle mil 396 millones de pesos de sus participaciones y otros 561 millones provenientes de la partida correspondiente a subsidios y aportaciones.
Son prácticamente dos mil millones de pesos los que dejaría de recibir la entidad veracruzana, en donde de por sí no existe obra pública relevante –aunque sí muchas corruptelas alrededor de la poca que hay- en lo que va del sexenio de Cuitláhuac García Jiménez.
Varios gobernadores están “colgados de la lámpara” ante lo que consideran una visión “centralista” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El mandatario de Jalisco Enrique Alfaro –uno de los que decidió abandonar la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) hace pocos días para lanzar un nuevo organismo opositor, la Alianza Federalista- acusó un “golpe” a su estado e incluso cuestionó lo que dirán varios de sus homólogos –como los de Morelos, Puebla y Veracruz- “que han caído en actos de lambisconería ofensiva”, al darse cuenta que también les pasaron la “rasuradora”.
Pues al menos el de Veracruz no ha dicho “ni pío” hasta ahora. ¿Será porque ya le aprobaron en el Congreso del Estado “prender” la “licuadora” y que la Secretaría de Finanzas y Planeación concentre y maneje discrecionalmente los recursos no ejercidos por los entes públicos locales?
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