Poco a poco, in crescendo, la corrupción fue escalando. Hace 20 años Fidel Herrera y alguno que otro más robaron muchísimo; con Javier Duarte robaron casi todos; y con Yunes Linares también. Pero abusados, la corrupción veracruzana no nació con Fidel Herrera. Desde que hay memoria los políticos veracruzanos han succionado alegremente del presupuesto. Casi todos robaron lo suficiente para no tener que preocuparse ni por ellos, sus hijos y si me apura hasta sus nietos.
El que eso haya cambiado le duele a muchos. El que el pastel ya no se reparta a manos llenas, inunda de nostalgia a muchos de los que hoy se sienten críticos. El que algunos estén viviendo años de vacas flacas, provoca añoranza. Pero las bases del Gobierno se están sentando, así como lo dijo López Obrador en la Federación, en Veracruz también se han ido sentando las bases para la transformación.
No son pocos los que quisieran seguir viendo al Gobernador con las mismas poses, señales y formas de los anteriores.
Nos quedamos tan acostumbrados a que “la forma es fondo”, que ahora la mayor crítica radica en que si el Gobernador le compra o no un paquetote de chocolates a un vendedor del Centro. Es más, le pudo haber comprado todo su stock y aún así lo hubieran criticado, porque como dijera el filósofo de la colonia Aguacatal, ningún chile embona.
Hoy se critica más la forma que el fondo.
“Es que regresan dinero a la Federación como subejercicios”… caray, cuando menos ahora lo regresan, antes se lo clavaban.
“Es que hay aquí y allá, como motitas rojas, algunos muertos”… no esperen que si ya no hay confabulación con los cárteles y bandas delincuenciales, se diriman sus diferencias jugando a las Damas Chinas.
“Es que hay pobreza”… pobreza antigua que será imposible de erradicar en pocos años.
Y así una larga lista de críticas poco sustantivas.
Hay mucho, muchísimo que se puede cuestionar al presente gobierno. De entrada el exagerado porcentaje de asignación de contratos por adjudicación directa. Hay tela de dónde cortar pues las adjudicaciones directas en la SIOP, por ejemplo, se realizan después de un proceso viciado de invitación o licitación, lo suficientemente tamaleados para que la adjudicación sea irremediable. Pero son simulaciones que los órganos de control deberían detectar.
A este gobierno le falta mucho, muchísimo, para considerarse un gobierno eficiente. Pero por favor, no se puede considerar que los gobiernos anteriores fueron mejores cuando que en lo único que obtuvieron maestría fue en robar, la robadera total.
El gobierno de Cuitláhuac García no va ni a la mitad, apenas lleva dos años. De aquí en adelante se podrá cuestionar con mayor firmeza, pues la curva de aprendizaje también debe terminar.
Faltan 4 años… veremos cómo termina. | 
