El analista político Ángel Álvaro Peña, en su columna ‘Alma grande’, aborda el penoso caso de las declinaciones políticas y asegura que para el PRI se han convertido en un boomerang como en Chihuahua, donde su candidata a la gubernatura Graciela Ortiz, al darse cuenta que ni el segundo lugar podría alcanzar, dimitió con el apoyo de su líder nacional ‘Alito’ Moreno Cárdenas en favor de la candidata panista María Eugenia Campos.
Sin embargo, lejos de beneficiar al PAN la declinación engalló a la militancia priista local porque luego de que ellos habían arriesgado la vida por sus ideales, por defender al PRI, ella, con la mano en la cintura y sin consultar, deshizo el vínculo entre electores y el partido por lo que iniciaron su rebelde huida hacia MORENA y otros partidos.
Álvaro nos describe aquí la similar situación que están viviendo los priistas en Guerrero, Baja California y Sonora. Pero el fenómeno de las declinaciones ya en campaña se sumará el próximo 6 de junio a las inconformidades que originó la decisión desde las cúpulas de formar la coalición PAN PRI PRD, tal como sucede y es evidente en el Puerto de Veracruz, donde los panistas le han dado la espalda a los Yunes y, para completar el cuadro, los priistas le siguen pensado mucho en darle su apoyo.
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