Es cierto que el derecho de réplica debe garantizarse para todos los aludidos, incluyendo obviamente a los gobiernos, pero lo que pasó hoy en la sección “¿Quién es quién en las mentiras?” de La Mañanera, raya más en nota que no le gustó al gobierno y no en lo falso de la misma. Ana Elizabeth García Vilchis, encargada de ¿Quién es quién en las mentiras de la semana?, criticó una nota del periódico Reforma, la cual tachó de “Amarillismo”, pero ella misma reconoció como verdadera. Esto es, AMLO se queja desde el púlpito presidencial por el tono de la nota y no porque sea falsa, lo que contradice el espíritu de esa sección. Ahora resulta que los medios de comunicación deben dar las noticias en la forma que le guste a García Vilchis para no ser exhibidos. La nota en cuestión del Reforma fue “Sube CFE la tarifa DAC… ¡20%!”, la cual hace mención que la Comisión Federal de Electricidad subió en un 20% la Tarifa de Alto Consumo y no le gustó que estuviera presentada así, “con todo y signos de admiración”. Al respecto, García Vilchis comentó: “decimos que el Reforma cae en el amarillismo porque su portada cae en el sen-sa-cio-na-lis-mo y pretende hacer un escándalo con ese dato que no es falso, pero se exagera… la nota, para crear el impacto de que suben las tarifas eléctricas de uso doméstico”. “En primer lugar queremos aclarar que no es la Comisión Federal de Electricidad, sino la Secretaría de Hacienda la que determina las tarifas domésticas. Existen dos tipos de tarifa doméstica, las de bajo consumo que reciben subsidio, y las de alto consumo, que no reciben subsidio”, agregó, y después se fue como hilo de media García Vilchis tratando de echarse maromas de 3.8 grados de dificultad que harían sonrojar a Romel Pacheco, para justificar que, como diría la Chimoltrufia “¿Para qué te digo que no, si sí?”. Ana García Vilchis hizo cuentas alegres y desglosó los cargos entre tarifa fija y energía excedente, a los cuales habría que ‘descontarles la inflación, multiplicarlos por ocho y restarle el número que estás pensando’ y ¡pum! Cuentas alegres que al final derivaban en lo mismo, en que el incremento sí había sido del 20% pero que el Reforma exageró. Ya tuvieron un tremendo gazapo con Julio Astillero, a quien difamaron al asegurar que mentía y quien les probó que no era así… pero no hubo (ni habrá) disculpa para él. Y ahora, se quieren levantar como los censores de los medios de comunicación para exigir que las verdades se las publiquen a su modo y como a ellos les gusta. ¡Acabáramos de una buena vez con la libertad de expresión!
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