En Bajo Reserva de El Universal, publican hoy un caso bastante interesante que es digno de atención por cualquier persona que luche por la equidad de género: “El pasado 30 de julio en este espacio le adelantamos, antes que nadie, que los hombres se agandallaron todas las posiciones de poder en la Cámara de Diputados y la Junta de Coordinación Política estará integrada por siete líderes parlamentarios. Además, los primeros dos años de la 65 Legislatura, habrá dos presidentes con Sergio Gutiérrez (Morena) y Santiago Creel (PAN). Pues este sábado en la plenaria del bloque opositor Va por México y ahí habrá otra vez puros hombres en el programa: los líderes nacionales del PAN, Marko Cortés; del PRI, Alejandro Moreno; y del PRD, Jesús Zambrano. Así como los próximos coordinadores Jorge Romero (PAN), Rubén Moreira (PRI) y Luis Espinosa Cházaro (PRD). ¿Y las mujeres?”.
Al parecer, en la política mexicana solo se usa a las mujeres para ganar votos y que los partidos políticos den la impresión de ser incluyentes y respetar la paridad de género… lo que en la realidad no existe. No se da. No se permite. Se tolera. La cultura machista no se ha ido en el país, a pesar de los discursos que festejan su partida. Nada de eso existe, todo es una simulación.
En la conformación del próximo Congreso de la Unión aparentemente los políticos consideran que las diputadas y senadoras no están capacitadas para realizar esas funciones de coordinación y liderazgo, como quizá ‘sí la pueden hacer’ Sergio Gutiérrez (Morena) y Santiago Creel (PAN); Marko Cortés dirigente nacional del PAN; Alejandro Moreno del PRI; y del PRD, Jesús Zambrano; o Jorge Romero (PAN), Rubén Moreira (PRI) y Luis Espinosa Cházaro (PRD). ¿En verdad sólo ellos pueden?
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El delicado mensaje que se envía desde el Congreso es que a las legisladoras no las ven lo suficientemente capacitadas para labores políticas de alto registro, lo cual desde luego es lo que permea hacia abajo, donde no solo se separa a la mujer de las decisiones políticas sino que se le ataca, se le violenta, se le calla, se le mata.
Uno de los mejores termómetros sociales que dan cuenta de lo anterior es la desbordada ola de violencia contra las mujeres y los feminicidios que se repiten y multiplican día a día y por doquier. Esposos, hermanos, novios, padrastros y hasta hijos abusan impunemente de las mujeres, gracias a la arcaica cultura misógina de odio, rechazo, aversión y desprecio de los hombres hacia las mujeres y, en general, hacia todo lo relacionado con lo femenino.
Un caso aún más vergonzoso es que mujeres en el Poder Judicial siguen juzgando a feminicidas, violadores, golpeadores, acosadores y padres varones irresponsables sin ningún criterio de género y lo peor por unos cuantos pesos en la mayoría de los casos.
¿Hasta cuándo México cambiará ese chip tan vergonzoso? |