Mire, la realidad es que no se puede decir que estamos a salvo porque todavía no sabemos todo del “coronabicho” y las vacunas que están son de mera emergencia; se sigue investigando, y apenas se está explorando los terrenos de una vacuna comercial y de venta masiva como el Vaporub.
Es obvio que la gente que sale de sus casas está expuesta a contagiarse: todos lo estamos.
Pero si algo han remarcado las autoridades sanitarias (aparte del confinamiento en casos extremos) es que un simple cubrebocas y un lavado de manos o uso de alcohol para lavarlas, ayuda mucho para combatir al Covid.
Definitivamente había que regresar a clases y existen posturas encontradas sobre el tema, pero el gobierno tenía que dar ya arranque para ir configurando sobre la marcha (como lo ha sido todo con este bicho) la manera más práctica para dar y recibir clases.
Sí, es una apuesta muy arriesgada, pero al final de cuentas son los padres de familia los que determinarán lo mejor para sus hijos. Si los mandan o no, es un asunto de ellos.
Lo que sí se tiene que comentar es que el Plan de Vacunación quedó rebasado por la realidad: mientras ya arrancaron las clases, muchos jóvenes no están vacunados o apenas tienen la primera dosis; ya ni se diga de los niños, de los cuales no han autorizado que se vacunen o ni siquiera están contemplado en el esquema selectivo por edades.
La lentitud de dicha campaña de vacunación también se vio afectada por la desconfianza que tiene el sector magisterial a las vacunas chinas Cansino (de una sola dosis) que no está avalada en varios países del mundo, pero en México —bendita 4T— van a aceptar hasta la cubana, isla donde todavía proclaman que las epidemias de dengue son a causa de una guerra bacteriológica del imperialismo (es verdad, eso lo ví en la tele cubana con estos ojos que algún día se comerán los gusanos).
Así que entre una vacunación lenta, selectiva y con productos que no dan confianza, así regresamos a clases.
@pablojair
(De la "Columna sin nombre")
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