Por más que el subsecretario Hugo López-Gatell haya querido justificar su inicial negativa de vacunar a menores de 18 años con comorbilidades, justificando su necedad con argumentos falaces que respondían a razones médicas… la verdad es que casi todos vimos como su postura, tarde o temprano, iba a caer.
No solo fue la niña xalapeña Zulma la que le dio un el puyazo final a López-Gatell al viralizarse su petición de vacunarse; no solo fueron los decenas de menores de edad que también, como Zulma, ganaron sus amparos para que los vacunara el sector salud; fue la opinión pública que en esta ocasión, ni siquiera entre los más férreos seguidores de López-Gatell y AMLO pudieron justificar la insana miseria que exhibió el Subsecretario al escamotear algunas cientos de vacunas y al mismo tiempo estar las pruebas fehacientes del obsequio de decenas de miles de vacunas a otros países.
Lo peor, y fue su tumba, cuando López-Gatell argumentó que una vacuna a un menor de edad con comorbilidad le quitaba la oportunidad a otro mexicano con mayor riesgo de enfermarse o morir… ¡Caray! Nadie se tragó el cuento.
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