El problema es que el PRI tiene todas las de perder… o cuando menos una parte de éste.
La decisión ya no será qué apoya, sino con quién rompe.
Si la dirigencia priista se decanta por apoyar la Reforma Energética de AMLO, de una vez puede despedirse de la coalición PRI-PAN-PRD y puede, eso sí, de una buena vez salir del clóset y abrazar los colores guinda de la 4T para reconocer abiertamente al famoso PRI-MOR.
El problema del PRI es que si apoya la Reforma Energética no solo rompería con el PAN y el PRD, sino también con una buena parte del priismo que ha sido muy claro en que no apoyará la Reforma.
Y si la dirigencia decide, finalmente, no apoyar la Reforma Energética de AMLO, pues entonces sí, agárrese, porque podría venir una fuerte andanada de persecuciones contra connotados priístas que aún sueñan con librar la cárcel.
En fin, que el PRI está en la tablita y a Alejandro Moreno Cárdenas ya le habrán dicho como le dijo Jorge Negrete a Pedro Infante “como juegues pierdes”.
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