En honor a la verdad, hacen bien. La opinión que el electorado tiene de ese partido no es buena y tienen que renovarse a fondo.
Sin embargo, hay otro prietito en el arroz político que no quiere cambiar, y es que como dice el dicho, perro que come huevo, ni a palos deja la maña.
El PRI, luego de las estruendosas derrotas de las pasadas dos elecciones, tuvo la oportunidad de reconfigurarse y había una corriente muy fuerte dentro del tricolor que pugnaba por una reestructuración a fondo que incluía, también, el cambio de colores, de siglas, de nombre y hasta de ideología.
Lo anterior no le significaría a ninguno de los dos partidos políticos el recuperar la confianza de la población en el corto plazo… pero en el mediano y largo plazo, como dice la canción “con el tiempo y un ganchito”, el electorado podría verlos con otros ojos y no como ahora, en el que para muchos el PRI es sinónimo de corrupción.
No por nada en las encuestas cuando se pregunta ¿Por qué partido no votarías? O ¿Qué partido tiene mejor imagen? Siempre el PRI queda como puntero.
Para que el tricolor pueda volver por sus fueros también debería hacer un análisis de conciencia y entender que un partido “Revolucionario” ya no tiene cabida en pleno siglo XXI, y que lo “Institucional” que dejó como legado, ahora tan solo es letra muerta para los votantes.
El PRD intentará quitarse el estigma negativo que acompaña su nombre, ¿Y el PRI, cuándo? |