Con casi dos años sin que se haya podido producir como se planean los ciclos anuales en el campo, la agroindustria y en las demás unidades de producción de la economía, lo único que se podía esperar era una fuerte inflación.
Los precios se mueven en función de la oferta de bienes y servicios y la demanda de los mismos, y cuando es la oferta la que se contrae esos bienes y servicios se encarecen, sobre todo cuando la demanda no se contrae. Este caso en mayor o menor medida provoca un desabastecimiento y golpea los índices de precios al consumidor.
Se preguntarán cómo es que la demanda no se ha contraído durante el tiempo de pandemia, es muy sencillo: 1) La burocracia de este país no ha dejado de cobrar sus quincenas, 2) Los programas sociales del gobierno ha proporcionado ingresos en sectores no productivos de la economía que antes no tenían, lo que ha mantenido niveles de consumo básico en muchas familias mexicanas, y 3) Otra gran cantidad de mexicanos han acudido al crédito vía el plástico y actualmente padecen de grandes deudas que muchos no están pagando.
|