- 44% señaló que el motivo de su reclusión actual es por haber sido acusada falsamente o ser implicada en la comisión de un delito.
- 41% fue recluida tras declarar haber cometido un delito.
- 20% señaló haber sido juzgada por algún delito de manera previa a su reclusión actual.
- 17% estuvo recluida previamente en un centro penitenciaria.
Sin embargo, un dato preocupante es la cantidad de PPLs que mencionan haber sufrido algún tipo de agresión física o psicológica después de la detención.
Las agresiones físicas pueden ser: patadas o puñetazos, asfixia o ahorcamiento, ataduras, lesiones por aplastamiento, golpes con objetos, ahogamiento, descargas eléctricas, lesiones en órganos sexuales, agresión sexual, quemaduras, lesiones por agujas, violación sexual, lesiones con arma de fuego, lesiones con arma blanca u otras agresiones… yendo de mayor a menor en el anterior listado con respecto al porcentaje denunciado, siendo patadas lo más común (39%) y lesiones con arma blanca lo más raro (1.7%).
Por su parte, las violencias psicológicas (de la más a la menos común) son: fue incomunicada o aislada; amenazada con levantarle cargos falsos; amenazada con hacerle daño; le pasearon en un automóvil dando vueltas por las calles; le vendaron los ojos o cubrieron la cabeza; fue desvestida; amenazada con matarlo (a); presionada para denunciar a alguien; amenazada con hacerle daño a su familia; le hicieron otro tipo de amenazas; le hicieron daño a su familia.
Cabe destacar que Veracruz se encuentra debajo de la media nacional en cuanto a la violencia psicológica (63%) y justo en la media nacional en cuanto a las agresiones físicas (49%).
Es importante mencionar también, que la última Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad se dio en el 2016, del 2016 a la fecha se detecta una ligera mejoría en cuanto a la disminución de la violencia psicológica, al pasar de 69% al 63% de las personas privadas de su libertad que denunciaron haber sufrido este tipo de violencia. Sin embargo, en donde hubo una notable mejoría fue en el caso de las agresiones físicas, pues en el 2016 el 61% de las personas privadas de su libertad señalaron haber recibido alguna agresión física, mientras que en el 2021 ese porcentaje bajó a 49%.
Sin duda falta mucho por hacer en estos rubros, pero se notan avances significativos.
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