AUN cuando los tiempos políticos van acercándose inexorablemente, pues al gobierno federal, solo le quedan dos años con cinco meses y quince días, aproximadamente, a la oposición no se le ve, tampoco se le escucha, ninguna acción que se pueda considerar como operación política o proselitismo electoral. El partido político en el poder, denominado Morena, hace política todos los días, ya sea desde el púlpito presidencial o bien por el trabajo que realizan las huestes moradas, bajo cualquier pretexto, en todos los rincones del país. La oposición, constituida por los partidos políticos en coalición y por las demás organizaciones debidamente registradas que funcionan actualmente, tanto a nivel nacional como local, no se animan, todavía, a desplegar un trabajo serio, determinante, sólido y responsable para alimentar la confianza en ellos y esto es evidencia, de alguna manera, de un probable desinterés político, falta de organización, unidad política, o simplemente una forma de esperar, pacientemente, que por arte de magia, cambien las condiciones políticas y que sean, solamente, las puras circunstancias las que ayuden a obtener los triunfos.
Esta actitud paciente, la hemos venido señalando desde hace tiempo y a pesar de que mucho se ha hablado del tema, nadie ha salido a desmentirlo o bien, tomar la decisión de trabajar conjuntamente para poder alcanzar los objetivos políticos que seguramente tienen. La ciudadanía así lo expresa, es decir, que tampoco ven que las opciones que ellos esperan, se movilicen en el terreno político, aprovechando las nuevas condiciones en que se encuentra el escenario electoral del país y posicionarse de los espacios que pretenden, en algún momento, ganar. En este sentido, se insiste, solamente se sabe del trabajo oficial, del partido que tiene el poder, pero no se ve, como en otros momentos, que la operación política de los partidos políticos de oposición, se vea y se sienta, tanto por el quehacer que tienen que realizar como de las estrategias que deberían instrumentar para enfrentar, con decisión y firmeza, la fortaleza de la organización política que goza, en estos tiempos, del poder.
Bien se ha señalado, con cierta precisión, el tiempo que le queda a este sexenio y consecuentemente a quien fue elegido para gobernar en este espacio, planteándose la necesidad de que los partidos políticos, desplieguen el proselitismo necesario, con mirar, indudablemente, a la participación activa dentro del proceso electoral del dos mil veinticuatro, es decir, la sucesión presidencial, y de paso señalar, la sucesión gubernamental en Veracruz, que no deja, de ninguna manera, de ser un tema que se encuentra vigente y con gran interés sobre lo que pueda suceder. Sin embargo, la aletargada posición política de los partidos de oposición, resulta ser incomprensible ante el panorama político nacional y de la propia entidad veracruzana, donde los que se mueven son los de Morena, principalmente, por su el vivo temor a perder.
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