Sin embargo, los sabios bebedores de café que no usan camisetas políticas y que analizan las cosas como son, dicen que tanto Cuitláhuac García Jiménez, como sus detractores, tienen razón.
Y es que Cuitláhuac habla de los cientos, quizá miles de obras públicas que se han realizado en la zona rural, colonias y pueblos marginados de Veracruz. Son obras que unen comunidades con sus cabeceras municipales, que facilitan a los veracruzanos los servicios de educación, salud y comercio. Por ejemplo, caminos saca-cosechas a los que pocos gobiernos anteriores les habían dado la importancia debida.
La obra pública urbana que se ha hecho en no pocas poblaciones y comunidades se han realizado como mandan los cánones de la construcción y es por ello que la gente las agradece pues no solo han ido y tirado pavimento en la calles, sino que se ha utilizado pavimento hidráulico, guarniciones, banquetas, señalética, drenaje pluvial, previos servicios de agua potable y alcantarillado, tomas domiciliarias y traga tormentas y moderna iluminación. Un ejemplo es cómo lucen actualmente varios poblados de la Cuenca del Papaloapan como Chacaltianguis. Tuxtilla, Moyota, Tlacojalpan, Otatitlán. Sin contar la reconstrucción del eterno muro de tierra colorada por las que se transporta la caña de azúcar desde la zona de Papaloapan, Oaxaca hasta el ingenio de San Cristóbal. Son casi 50 kilómetros de pavimento hidráulico que hoy además de beneficiar a los productores de caña sirve a la población para transportase de manera segura y rápida.
Pero, así como esto hay muchos más pueblos y zonas de Veracruz que han recibido los beneficios en obra pública de las que habla el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
A esa gran obra es a la que se refiere Cuitláhuac sin salirse de su plan de gobierno y a sus promesas de campaña de equilibrar la inversión pública en las diferentes regiones de Veracruz, pero sobre todo en aquellas comunidades olvidadas por la revolución.
En cambio, sus detractores también tienen razón, pues se refieren quizá a aquellas grandes obras que durante años nos acostumbraron los gobernantes en turno y que eran conocidas como “obras de relumbrón”.
Imposible negar, por ejemplo, los beneficios de la autopista Cardel-Xalapa realizada durante el sexenio de Miguel Alemán. Inolvidables son también los puentes que inauguró Fidel Herrera, aunque muchos de ellos hayan sido simples pasos a desnivel o no hayan llevado a ningún lado. Destacable la inversión en Xalapa cuando se hizo el paso a desnivel de la Araucaria o la pavimentación con concreto hidráulico de la Avenida Lázaro Cárdenas.
Así, si bien el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez con sus propios recursos no ha hecho obras de relumbrón, tampoco se pueden negar obras importantes como la modernización del Puerto de Coatzacoalcos como parte del desarrollo del Istmo de Tehuantepec que contempla inversiones federales en 35 municipios veracruzanos… aunque eso, como diría la Nana Goya, es otra historia.
Por eso las banderillas y los lecheros de hoy se les invita a los sabios bebedores de café por sus imparciales análisis. |