Sin embargo, salvado el escoyo Constitucional en San Lázaro, de entrada, Monreal ha dicho que no habrá fast track a las modificaciones en el Senado. “Vamos a darle el ritmo correcto y sin precipitaciones para discutir el plan B de la reforma electoral en el Senado”, aseguró Monreal en entrevista con Ciro Gómez Leyva.
Así, Ricardo Monreal se encuentra en la encrucijada de su vida y sabe que los tiempos de definición están llegando. No podrá en esta ocasión quedar bien con Dios y con el Diablo, como casi siempre ha podido hacer. Ahora, si apoya las reformas a las leyes en materia electoral que se aprobaron en la Cámara de Diputados con más rapidez de la que se cocina una sopa Maruchan, perderá el apoyo de los senadores de oposición que hasta ahora le han dispensado y que le ha permitido mantener el poder en la Cámara Alta. Y si no apoya las reformas a leyes secundarias, será lo equivalente a presentar su carta de renuncia a Morena.
“Nosotros no vamos a obviar trámites, haremos un análisis exhaustivo de la minuta. No es tan fácil, son cerca de 450 artículos los que están tratando de modificarse y vale la pena estudiarlos y hacer un análisis racional y profundo”, sentenció a contrapelo de lo que hicieron en la Cámara de Diputados en donde muy pocos diputados podrán presumir haber (cuando menos) terminado de leer el documento antes de votarlo.
De entrada, ya el aviso de que en el Senado no correrán a complacer a AMLO, para muchos de Morena es una afrenta más al corolario de Monreal que lo tiene a un tris de migrar a otro partido.
Los tiempos se cumplen y los plazos se vencen, y a Monreal se le están terminando ambos para seguir muerteando. | 
