De los últimos nombramientos que ha dado a conocer la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, para su Gabinete, el único que metió ruido en la clase política y hasta en las fuerzas vivas del magisterio, de activistas y agrupaciones por la educación como Mexicanos Primero, fue el de Mario Delgado Carrillo.
Quizá no por su preparación académica, porque la tiene y ya se ha desempeñado en el área de la educación, sino porque como legislador federal participó en las reformas al Sistema Educativo Nacional en la última década, sobre todo las que inició Enrique Peña Nieto, adicional a las polémicas situaciones en las que ha debido participar en la función política que desempeña actualmente como dirigente nacional del partido político en el poder.
Pese a eso, analistas políticos consideran que uno de los principales obstáculos para que la educación avance son los problemas sindicales y sus líderes, por lo que la mano de un político como Mario Delgado es lo que necesita la SEP.
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En ello pueden tener razón quienes así ven el panorama, pues una vez que Sheinbaum dio a conocer su nombre para la SEP, de inmediato se reunió con los dirigentes magisteriales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y firmó una alianza política con su dirigente Alfonso Cepeda.
No obstante, aunque la estrategia de Mario Delgado pareciera buena, quizá ahondará las malas vibras con los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes de entrada al conocer que iba a la SEP pusieron el grito en el cielo y consideraron que su nombramiento representa un retroceso a la educación pública en México y una ofensa al magisterio.
Por lo anterior, Mario Delgado Carrillo se ha convertido en el prietito en el arroz que cocinó Claudia Sheinbaum y habrá que ver qué tanto aguanta el frentazo con la CNTE de aquí al primero de octubre próximo. |