En su desesperación de sentirse solo y de justificar que en el PRI hay dos clases de militantes: los que están con él -los menos- y los que están en su contra -los más-, Alito Moreno Cárdenas, presidente del tricolor, destapó ayer la Caja de Pandora.
Una caja en la que están guardados los secretos más crueles del magnicidio del ex candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Por lo que dijo a los cuatro vientos, se infiere que Alito no solo sabe qué priistas participaron en la conspiración para el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, sino también ‘el por qué’, ‘el o los motivos’.
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En su discurso, lo que Alito hizo fue denunciar públicamente que en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI en 1994, hubo priistas involucrados.
Desde ahí, de inmediato debieron llegar a la mente de los presentes varios nombres que en su momento se especuló tuvieron que ver con el magnicidio, uno de ellos el de Manlio Fabio Beltrones y el expresidente Carlos Salinas de Gortari, nombres que mucho se barajaron en el anonimato de los cafés y los pasillos políticos.
Pero Alito no se conformó con lanzar ese petardo al viento, fue más allá y aseguró que “desde hace muchos años, hay priistas que han sido traidores, cínicos y lacayos, y son ellos, quienes han debilitado al instituto político”.
No dijo nombres, pero sí se refirió a los que están “allá afuera”, es decir, los que no están con él, los que no están a favor de su reelección, punto en el que también encaja el nombre del senador electo y exgobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones Rivera, hoy por hoy la carta más fuerte en la que se cobijan los priistas para quitar de en medio a su dirigente nacional y que está abiertamente en contra de la reelección de Alito Moreno Cárdenas.
A esos, a los que están “allá afuera”, Alito les llamó “Una bola de cínicos, lacayos, y esquiroles al servicio del gobierno y sus intereses. Quieren romper la unidad a cambio de impunidad. Ellos fueron el peor lastre para nuestro partido, ellos estuvieron al frente cuando castigaron al PRI con el Pemex Gate, hay militantes del PRI vinculados al asesinato de nuestro candidato presidencial y eso le costó al PRI, no vamos a tapar a nadie, vamos a exigir cuentas, transparencia y vamos a convocar a que cumplan con su responsabilidad”.
Es decir, con ese “No vamos a tapar a nadie”, Alito levantó el hacha de guerra e indicó que está dispuesto a que se sepa la verdad, pero no solo eso, sino a que se sepa el secreto mejor guardado de la época moderna del PRI, el Sistema y del Estado Mexicano. Así de importante es lo que dijo ayer el presidente del CEN del PRI.
El cambio de estatutos internos del PRI es para -a decir de Alito- aparte de su propia reelección, impulsar el cambio más profundo del partido en el que obviamente, señaló, “ir contra quienes le fallen al instituto”.
Al decir que “Se acabaron las vacas sagradas y los hampones en el PRI. No más traiciones y no más deslealtades, jamás permitiremos que vuelvan a dañar al PRI”, es claro que Alito se estaba refiriendo al actual senador electo Manlio Fabio Beltrones, principal opositor a su reelección; a Dulce María Sauri, Enrique Ochoa, Pedro Joaquín Coldwell, Francisco Labastida, Enrique de la Madrid, José Reyes Baeza, Arturo Montiel, Beatriz Paredes, y demás cabecillas que firmaron junto con más de 250 priistas su oposición al cambio de estatutos en el PRI.
Es decir, la denuncia para esclarecer el magnicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta está ahí, la denuncia pública en contra de las ‘vacas sagradas y hampones’ está ahí, son dos denuncias públicas que deben ser consideradas y el cumplimiento de cualquier ciudadano a denunciar hechos que pudieran se constitutivos de delitos penales.
El tema está y ha quedado en la cancha de la justicia.
Así que lo que viene en el PRI y en el país pudiera ser algo nunca visto en la historia de la política mexicana.
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(COLUMNA "FIGURAS Y FIGURONES") |