Los vestidos de la diputada

Si una cosa se le criticaba a la primera dama de México, Esther Zuno, esposa del presidente Luis Echeverría Álvarez, era su pretensión, no lograda ni por asomo, de parecer autóctona mexicana por vestirse a veces de Tehuana, Poblana o jarocha. 

La señora no logró encajar nunca con su pretensión, pues no se le daba el convencer a los mexicanos de su autenticidad y sinceridad. 

Pero en Veracruz, bien lo destaca hoy aquí el ingenioso periodista Salvador Muñoz, al referirse a lo espectacular, sensacional, altiva y soberbia y garbo con el que la diputada Miriam García Guzmán, representante del distrito de Papantla, lució aquel pasado 5 de noviembre un vestido de reina, el traje de gala de una mujer totonaca. Y es que a diferencia de María Esther Zuno de Echeverría, Miriam es auténtica, no lució ese estandarte cultural Totonaca “Por cuestión de moda… sino una forma de ser y de querer que empezó hace más de 25 años, cuando unió su vida a la de un totonaco… y entonces no sólo amó a ese totonaco, sino también a su cultura, a su gente, a sus tradiciones, a sus colores… y también a sus vestidos”.

“Pero esa ocasión no ha sido la única… cada una de las sesiones legislativas o eventos propios de la LXVII Legislatura donde tenga participación, sea como diputada o presidenta de la Comisión de Desarrollo Artesanal, ya sea una blusa o vestido totonaco el que vista, acapara la mirada de todos los que la rodean, la observan, la admiran… ¡y envidian, por qué no! Al final, sus diseños únicos, originales, bellos reflejan trabajo, esfuerzo, cultura, raíces, historia de un pueblo que se mantiene más vivo que nunca en sus hilos, mantas y colores arropando a una mujer”, como bien describe Salvador. 

Y es que en estos menesteres no es solo la percha o las ‘buenas intenciones’ de parecer, sino ser, llevar en el corazón y en el alma al amor a nuestra cultura, solo así se puede mostrar la autenticidad y no la burda imitación y la pantomima populachera.

Qué bien por la diputada Miriam, ojalá y las demás mujeres que en la política buscan mostrar lo que en realidad no son, aprendan y cuando sientan de verdad la cultura Olmeca, Totonaca o Huasteca de la que provenimos los veracruzanos, entonces se atrevan a lucir los estandartes que lucieron con orgullo y altivez nuestras antepasadas y las que aún sobreviven y han conservado contra viento y marea nuestras bellas culturas. 

Pero de verdad que los detalles escritos aquí por Salvador Muñoz vale la pena leerlos con atención. Lea su columna completa aquí.