En el año pasado, la sucesión presidencial fue digna de ser portada de revista debido a la histórica participación electoral. Más histórica fue la noticia de que por primera vez una mujer llegaba a la Presidencia de México.
También hubo una renovación en el Poder Legislativo y el inicio de la LXVI Legislatura le robó los reflectores al Poder Ejecutivo. Con justa razón. Desde su consolidación en la cual dos Senadores del extinto PRD se sumaron al grupo parlamentario de MORENA, se dio el anuncio de que habría alcanzado la mayoría calificada para realizar reformas constitucionales. Esta situación abrió el debate de que dicha mayoría se podía conseguir con 85 votos y no con 86. El debate tomó relevancia no solo por una cuestión aritmética o por el reglamento interno del Senado, sino por el propio peso de las reformas que estaban en puerta para legislarse.
Un ejemplo es la iniciativa para reformar el Poder Judicial y la forma en la que se aprobó; se logró con el voto decisivo número 86 del Senador por primera minoría de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez en ese momento miembro del PAN. La decisión decepcionó a miles de electores y por consecuencia elevó las visualizaciones de lo ocurrido en la cámara alta tras esa polémica votación.
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Es un hecho que inicia con revuelo el primer año de Gobierno tras la aprobación de 16 reformas constitucionales, y al anunciar en el Senado el período de receso y quienes integran la comisión permanente, existe un paréntesis que pone en pausa otra inminente reforma controversial que debería acaparar los reflectores del escrutinio público: la reforma al INFONAVIT, Así como también, cuestionar en tribuna el método de selección para los cargos del Poder Judicial.
Por esto, resulta inminente que el segundo periodo también lo abandere la controversia.
¿Lo rescatable de la polémica?
Después de los pronunciamientos y reservas de las y los legisladores, así como los encabezados de las noticias y las mesas de análisis de los expertos, la gente tendrá distintas opiniones y conclusiones sobre si las reformas son favorables o perjudiciales para nuestro país.
Lo cierto es que de las posibles exacerbadas porfías encontramos algo bueno, el que exista un número alto de visualización del canal del Congreso beneficia al sistema democrático, reanima el civismo, presiona en su asistencia a quienes legislan, así como en su congruencia y honestidad. Y por consecuencia, un posible voto más razonable en los próximos procesos electorales, una mejor composición en el recinto legislativo, esto por los debates de mayor nivel, propuestas con visión de estado y alturas de miras, beneficio que permearía en la sociedad sin importar su simpatía partidista. |