Aquí en Veracruz, por ejemplo, por un lado, a la gobernadora Rocío Nahle se le ve a diario de un lado para otro. Camina, su discurso es el de dar ánimos y esperanzas a los veracruzanos; instruye a sus colaboradores a que pongan de moda a Veracruz, que no mientan, que no roben, que simplifiquen los trámites burocráticos, pero qué creen, pocos de sus colaboradores la escuchan y se la rifan con ella.
Por ejemplo, las autoridades de Finanzas y Transito del Estado demoran hasta ¡Diez horas para emplacar sus autos! Según se denuncia en varios medios de comunicación del Puerto de Veracruz y Boca del Río como Notiver, XEU, ABC Noticias y en redes sociales, el día de hoy.
Las notas destacan “Ciudadanos se quejan de las largas filas para realizar el trámite para emplacar un vehículo, de que el servicio es muy lento y de que el personal no respeta el orden de cómo van llegando en el Módulo del WTC en Boca del Río”. “La persona que está entregando las fichas va metiendo y metiendo gente, entre lo que tu estás ahí (…) es una mafia, ya todos están ahí coludidos y que el amiguito, el que le pagó”.
Pero eso es solo un ejemplo, lo mismo sucede y lo puede comprobar en las ventanillas del registro público civil y en el de la propiedad, el agua potable, en las que se programan consultas médicas y en las que se surten recetas médicas. La corrupción no respeta niveles de niveles de gobierno. Una ventanilla de atención al público deja mucho más que un doctorado en Harvard.
¡A ver quién le pone el cascabel al gato y ayuda a Rocío Nahle en esta misión imposible!
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