Tienen mucha razón los veracruzanos en no creer en la información oficial del INEGI sobre la inflación, sobre todo porque se siente que mediáticamente los quieren hacer pasar por ignorantes mitoteros cuando se quejan de que ya no les alcanza lo que ganan.
Se asegura en INEGI miente, y no lo es, porque los datos de la inflación es un dato global, sin embargo, quienes se quejan de ella tienen razón porque la inflación golpea por regiones, productos y sectores.
Aunque la inflación técnicamente sea un dato global de la economía y se refiera a lo que suceda con el índice general de precios, el país no es un ente homogéneo, ni todos sus habitantes la sufren igual.
Pocos en varios Estados creen que la inflación esté cediendo, aunque el INEGI anuncie que hubo un retroceso de mayo a junio del 4.42 a 4.32%; y no lo creen porque la inflación no castiga a todos los mexicanos por igual.
Por ejemplo, ¿Cómo convencer a los habitantes de Veracruz, Baja California, Nayarit, Tamaulipas y Jalisco donde la inflación los castigó con el 5% anual? ¡Muy por encima de la media nacional de 4.32%!
Aunque también hay que reconocer que otros estados no han sido tan castigados.
Sin embargo, esos datos duros son pasados -fueron de junio- y ahora lo que preocupa es que no hay señales de que en julio hayan bajado los precios y menos se espera que en agosto lo hagan; sobre todo por el inicio de un nuevo año escolar cuando la voracidad de los comerciantes se eleva.
Es decir, justificado es el temor de los consumidores en ver en color rojo el semáforo inflacionario; sobre todo porque la tasa y meta de inflación anual esperada por el Banco de México -del 3%- ya ha quedado muy lejos.
Y es que el aumento en la inflación quiérase o no, significa sufrimiento, ansiedad, depresión y desesperación familiar.
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