Así y para no ir más lejos, las cartas están en la mesa desde ahora y se menciona que quienes han manifestado interés por la nueva cara del panismo en Veracruz son: Leticia López Landero, de la región de Córdoba; Liz Matías, de Poza Rica; y Monserrat Ortega, de Tuxpan.
Lo principal es que no solo los fuertes grupos antes en pugna, encabezados por Joaquín Guzmán Avilés ‘El Chapito’ y Pepe Mancha suman fuerzas para limpiar y renovar el PAN desde sus bases, sino que se considera y se busca la unión de sus afiliados y la suma de voluntades y participación de la sociedad civil. Esto último es la apertura nacional que ha emprendido como divisa el CEN del PAN dirigido por Jorge Romero.
El movimiento renovador panista cuenta además con las simpatías de otras mujeres que han debido luchar contra la corriente misógina de Federico Salomón para destacar en la política.
Lo anterior se reforzó luego de que Federico Salomón Molina fue condenado por los Tribunales como agresor político de mujeres y se ordenó que su nombre quedara registrado como tal en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género.
Fue tal la vergüenza que sintieron y resintieron los panistas veracruzanos de ser exhibidos por esos hechos tan reprobables (sin contar la traición de los Yunes del Estero en el Congreso de la Unión), que grupos antagónicos que separados le dieron su lugar a los panistas decidieron unir fuerzas para que el sentir de los azules de Veracruz trabajen unidos para recuperar su posición de alternativa de gobierno en el Congreso de la Unión y el Local, así como luchar por derrotar a MORENA y sus aliados en las elecciones del 2030 por la gubernatura del Estado.
La pregunta que se hacen las mujeres que militan en el PAN es ¿Por qué si el país es gobernado por una mujer, la dirigencia del PAN en Veracruz no puede ser así?
Por eso, el grito actual de guerra es: Más dirigentes misóginos como Federico Salomón ¡Ya no!
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