Cuando se hizo el cambio en la Fiscalía para que el titular durara en su encargo 9 años, se vendió la idea como la posibilidad de que, al ser un puesto transexenal, éste tuviera la independencia necesaria para ejercer su labor sin deberle obediencia ciega al titular del Ejecutivo. Ese fue el espíritu del cambio y en papel, sonaba bien.
Sin embargo, eso ha sido letra muerta. Los propios legisladores saben que no se debe emitir una ley que no se pueda cumplir, y en realidad lo que han hecho los gobernadores es poner a su Fiscal quitando a la buena o a la mala, al que encontraron.
Luis Ángel Bravo Contreras, Jorge Winckler Ortiz y Verónica Hernández Giadáns, han pasado por los últimos 3 gobiernos. Y entonces, ¿La transexenialidad? Bien gracias.
Esa dichosa “autonomía” jamás ha sido real y cada quien ha puesto a su Fiscal “carnal”.
Ahora, la propuesta es pasar de 9 a 4 años la permanencia del Fiscal, lo que limitará por donde le quiera ver la autonomía de esa figura tan importante. Serán los gobernantes los que propondrán a los titulares y serán ellos los que podrán removerlo.
Vaya, casi como era antes, con la única salvedad que antes el nombramiento no pasaba por la aprobación del Congreso.
Así, hoy más que nunca vale la pena tomarse unos minutos para reflexionar y más allá de estar barajando nombres, pensar si ese cambio en el espíritu de la Ley es el necesario.
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