Lo que se ha contagiado es el supuesto conocimiento entre epidemiólogos improvisados, que, al encontrar un enemigo común, en esta ocasión el gobierno, se contagian más de resentimiento que de conocimiento y van con todo contra algo que debería darles alegría. Pero la muerte de los mexicanos fue una apuesta fuerte ante la carencia de argumentos y debido a la flojera de hacer política cuando estaban acostumbrados a trabajar lo mínimo y a ganar lo máximo.
La llegada de la vacuna debe unir a México y no continuar con una división creada por el rencor de haber perdido los privilegios junto con las elecciones. La vacuna es bienvenida, de hecho, los primeros en querer vacunarse serán los miembros de la oposición. Pelearán adelantarse a los tiempos de vacunación que les corresponden para que les sea aplicado un medicamento que aseguran no sirve. Faltan unos meses para ver vacunarse, en los medios, a quienes ahora descalifican su adquisición.
La vacuna requiere de una temperatura de 70 grados bajo cero, en México se elaboran las cápsulas para guardar y transportar la vacuna. Lo cual es un hecho memorable, así como la situación de que nuestro país sea de los primeros en el mundo por aplicarla, pero eso no se dice en los medios.
En Inglaterra la aplicación de la vacuna es motivo de fiesta nacional, los ingleses están unidos por la salud de sus connacionales y de su economía; sin embargo, en México hay tristeza entre los enemigos del gobierno porque aseguran que la
vacuna puede matar a la gente cuando en realidad no vacunarse es causa de muerte porque el virus sigue, la inmunidad es la que llega. El virus no se va porque llegó la vacuna, hay que vacunarse. PEGA Y CORRE. - Ahora que Sinaloa se está librando de la violencia, ahora llega la violencia contra los mineros en lugares como la mina San Rafael, Cosalá, donde intereses económicos y políticos violentan los derechos de los mineros hasta poner en riesgo su vida. Es hora de voltear a verlos… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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