ESTE es el tiempo en que todos los ciudadanos veracruzanos, exigen conocer ampliamente a los políticos que buscan participar en la contienda electoral que se aproxima, particularmente, en los que quieren ser alcaldes de sus respectivos municipios.
Y es que, como siempre se ha dicho, los alcaldes, son autoridades que más cerca se encuentran de la gente que gobiernan y son quienes, por lo tanto, tienen mayor contacto con cada uno de los ciudadanos y que generalmente, son personas conocidas a las que, por lo mismo, se les confía tan importante misión dentro de cada circunscripción municipal.
Así, la fama de honestidad, de trabajo, de personas respetuosas y capaces, y bien intencionadas, constituyen en gran parte la marca de la casa, es decir, el prestigio que tienen y que por lo tanto, ponen a la disposición de los ciudadanos que quieren convencer para que su voto lo depositen en su favor.
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Así ocurre, generalmente en todo el Estado, por lo que en la capital veracruzana, no podría ser la excepción, aunque ya la hubo, de alguna manera, con la elección pasada, donde el candidato de Morena, Hipólito Rodríguez Herrero, ganó una elección sin que nadie lo conociera, pagando, ahora, el precio de su error.
Sin embargo, en esta nueva renovación de cargos edilicios, la marca de cada uno de los precandidatos, tiene mucho que ver, por lo que nadie puede decir nada en el sentido de desconocer a Ricardo Ahued Bardahuill, como un personaje conocido y reconocido en todo el Municipio, es decir, su marca Ahued, suena por todos lados. Lo mismo puede decirse de David Velasco Chedraui, quien proviene también de una familia, cuya marca se conoce ampliamente, independientemente de su persona, luego de que también, como empresario que es, nadie puede decir que no lo conoce. En cambio, Sergio Hernández, es un personaje poco conocido en la ciudad, al grado de que mucha gente pregunta constantemente, quién es y que es lo que hace. Lo mismo se dice de Cuauhtémoc Velázquez, a quien, de plano, le falta mucho en lo que respecta a su marca, porque tampoco, nadie lo conoce.
De ahí que estos dos últimos precandidatos tendrán que hacer mayor talacha en su peregrinar político, porque primero tienen que posicionar su marca, así como los elementos necesarios para sostenerla.
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EN LAS VACUNAS, SOSPECHOSISMO.
SE TEME, Y ES LO QUE SE afirma mucho dentro de la opinión pública, que México, no esté invirtiendo lo suficiente para adquirir el mayor número de vacunas, pues en este caso, pudiera estarse ahorrando recursos en apoyo a la austeridad republicana, que pretende sacrificar la salud de los mexicanos, con tal de procurar la inversión en los proyectos prioritarios del gobierno federal, dícese de las obras de mayor envergadura que están en proceso y que al Presidente de la república, le interesa de sobre manera, que se terminen cuanto antes, pues en ello va implícito el interés político.
Esa en una de las razones por las cuales el empresariado nacional, quiere, de una buena vez, que el mismo gobierno los autorice a participar en la compra y distribución de los productos contra el coronavirus, porque están viendo que oficialmente, no hay capacidad para poder adquirir más vacunas y las pocas que están llegando, aunque no se dice abiertamente, pudieran estarse destinando dentro de una logística que apoye sus propósitos políticos, por lo que han integrado diez mil brigadas donde se encuentran, principalmente, elementos promotores de la política gubernamental, llámese, servidores de la nación y otros más que forman parte de los programas sociales y voluntarios que tienen la consigna de aprovechar esta oportunidad de llegar a la gente por medio de la vacuna.
Y es que, parece que todo parece encajar, luego de que se ha informado que es posible que la iniciativa privada, pueda comprar y vender estos productos hasta después de que pasen las elecciones del mes de junio.
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VOLVER AL PASADO.
EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, Andrés Manuel López Obrador, ha inventado otra más de sus ocurrencias, luego de que ha determinado que el Palacio Nacional, debe tener un gobernador.
Para ello ya ha girado las instrucciones necesarias a fin de que pueda introducirse esta nueva figura dentro del organigrama de su gobierno, para que se encargue, propiamente, de administrar todo el edificio que comprende el espacio donde se mueve el mandatario nacional, con la responsabilidad de mantener en condiciones adecuadas a este patrimonio nacional, ya que se trata de una construcción que data del año mil ochocientos veintidós, que fue la fecha en que comenzó a construirse.
En pocas palabras, el Presidente, quiere que el Palacio Nacional, que también es su casa, tenga un administrador general, llamado Gobernador, para darle mayor presencia, que se encargue de mantenerlo en óptimas condiciones, es decir, que cuide que no se siga destruyendo y que al mismo tiempo lo convierta en un verdadero palacio, ahora que reside en él una especie de corte real, con su propio Rey, al frente.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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