En esa ocasión sostuvo que Veracruz es quien más contribuye a la generación de electricidad en el país: “Es una entidad superavitaria en energía eléctrica, con un factor de balance de 3.06, es decir, genera el triple de la electricidad que consume”.
A principios de junio del año anterior dijo que ante la crisis económica ocasionada por el Covid-19, gestionaría ante la CFE una reclasificación de tarifas, con lo que entró en conflicto con la titular de Energía, Rocío Nahle, que dijo no a la petición.
Pero Ricardo insistió y manifestó que eran inhumanos los cortes de luz en un momento tan crítico por la pandemia. Lo único que pedía era que se homologaran las tarifas con las de Tabasco y Yucatán, que pagan 40 por ciento menos que los consumidores veracruzanos.
Apenas hace unas semanas, el 3 de febrero, volvió a alzar la voz al señalar que los veracruzanos no eran ciudadanos de segunda y exigió a la CFE la reclasificación de tarifas.
“No entiendo por qué a Veracruz no se le da su lugar, no somos segundo plato… son justas las demandas y se tienen que resolver. No se trata de perjudicar a la Comisión Federal de Electricidad y pagar menos, se trata de pagar lo justo”.
Todo esto le generó aplausos y un cúmulo de puntos a su favor principalmente de los xalapeños.
Y ahora sale conque…
En palitos y bolitas la Reforma de AMLO ordena la rectoría del Estado sobre la energía eléctrica, manda al diablo la inversión extranjera y “nos devuelve la soberanía nacional”.
Alemania, Francia, España, Estados Unidos, Japón, Rusia, China y Cuba, se valen de la inversión extranjera para generar su energía eléctrica y no han perdido ni un ápice de su soberanía. Pero bueno…
Si Ricardo Ahued sólo hubiera votado por eso no habría mayor bronca. Pero la Reforma contiene cláusulas muy perniciosas.
A partir de su entrada en vigor, la CFE abastecerá sus plantas de energía con combustóleo y carbón en lugar de hacerlo con energías limpias. Ambos productos son tan dañinos que los organismos internacionales de energía han prohibido su uso. Pero al gobierno de López Obrador eso le importa un pito y sigue priorizando las energías sucias.
Tanto el combustóleo como el carbón son caros, por lo que la CFE tendrá que pagar más y como consecuencia los recibos de la luz vendrán como lumbre (aunque esto sucederá después de las elecciones del 6 de junio) y no más baratos, como lo prometió AMLO desde que andaba en campaña.
Por eso votó Ricardo Ahued que hasta hace treinta días defendía la homologación del servicio con Tabasco y Yucatán.
¿Qué le pasó al senador?
Se habla de presiones e incluso de amenazas, aunque no lo creo. Pero también se habla de traiciones.
Bueno será que los veracruzanos sepan por qué cambió de parecer.
Y ojalá aclare a satisfacción el asunto y no vaya a salir con que antes de criticarlo, leamos bien la Reforma Eléctrica porque tiene “grandes” beneficios para los mexicanos, porque es una medida patriótica y porque le regresó la “soberanía y autosuficiencia” a la nación.
Esas retóricas jaladas ya nadie las cree, ni aunque vengan de alguien tan respetable como Ricardo Ahued.
Comida con Pepe Yunes
Este miércoles José Yunes Zorrilla comió con un grupo de periodistas y analistas políticos de Xalapa con quienes charló largo y tendido. Como bien sabes lector, Pepe competirá por una curul federal por Coatepec en la contienda que culminará el 6 de junio.
Pero no será un contendiente más. Dijo que su participación tiene que ver con la necesidad de generar equilibrios en el Congreso que sirvan de contrapeso al Poder Ejecutivo.
Ojalá así sea.
Para nadie es un secreto que Andrés Manuel es dueño de las dos Cámaras, pero además, posee información que compromete el futuro político de varios legisladores de la oposición. Es por ello que no ha tenido contrapesos, sino cómplices obedientes a sus deseos.
José Yunes no tiene esos problemas. Con una carrera sin mácula en sus años como político, será uno de esos contrapesos que tanta falta le hacen al Poder Legislativo. Su experiencia como diputado y senador serán factores que se harán sentir en la Cámara Baja.
Pero para eso deberá ganar la elección.
En contrapunto con aquellos que ya se sienten dueños de una curul, Pepe ha tomado con seriedad su participación en la próxima contienda y procura no escuchar el canto de las sirenas que le dicen que ganará hasta con relativa facilidad en su distrito. Y hace bien.
Sabe que si pierde su carrera política habrá llegado a su fin. Pero si triunfa, el camino hacia el 2024 se ensanchará tanto como el horizonte mismo.
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