Un número sumamente considerable si advertimos que este es apenas el inicio de lo que será la campaña concurrente más importante del país.
En medio de este proceso, las y los ciudadanos mexicanos nos estamos jugando literalmente la continuidad del modelo democrático que por más de 30 años ha costado sangre, sudor y lágrimas a nuestro país.
Por desgracia, la circunstancia en la que ahora habremos de enfrentar el proceso electoral, es totalmente adversa a la de otros procesos, pues nunca como antes, un Gobierno emanado de la entrecomillada “izquierda” se erige como principal opositor al régimen democrático.
Nunca antes en la historia moderna de México, un árbitro electoral ha sido tan seriamente criticado por hacer cumplir lo que mandata la legislación electoral vigente.
Lo verdaderamente grave en todo este proceso, es la sistemática utilización del aparato de estado para intentar denigrar y enlodar el renombre de un ente autónomo, que, con el paso de los años, ha ido especializándose en la organización y desarrollo de las elecciones.
Por increíble que parezca, ese mismo instituto le dio la victoria al ahora presidente de México, por un amplio margen, en un proceso transparente, en el que se dio muestra de imparcialidad y legalidad.
Es por ello que, con el arranque de las campañas, una de las primeras cosas que debemos exigir a las y los candidatos que buscarán nuestro voto, es solicitar nos expliquen ¿cuál es su propuesta para garantizar la democracia en este país?
¿Serán respetuosos de la normatividad vigente, garantizando en todo momento la autonomía que debe tener el INE? o ¿pretenderán bajo el auspicio del régimen intervenir un instituto que se erige como el último bastión que nos divida entre el estado totalitario –dictadura- o la vida democrática?
Vital que entre lo que nos vengan a proponer, exijamos nos lo expliquen, pues de no permitirlo, habremos de continuar con el regreso sistemático a un pasado que en tan solo tres años nos devolvió a la década del 60 y 70 del siglo pasado.
Como ciudadanas y ciudadanos responsables digamos por supuesto que “no” al ataque sistemático –terrorismo- que se pretende consumar contra el INE y los organismos electorales locales, pues de ello dependerá nuestra democracia y porque no decirlo, nuestro futuro en libertad, en esa libertad que la democracia nos permite experimentar y de la que todos hoy aun gozamos.
Al tiempo.
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