El gobierno de Cuitláhuac García tiene dos armas represoras: el “Grupo Sombra” de la Secretaría de Seguridad Pública y la Policía Ministerial de la Fiscalía General del estado, que encabeza Verónica Hernández Giadáns.
La escalada contra los aspirantes fuertes de la oposición, particularmente contra los del PRD “nos quieren exterminar”, no para.
Se teme que en las próximas horas Cuitláhuac -para mala pata se llama igual que el otro- sea levantado y corra la misma suerte que Rogelio Franco, preso en “La Toma”, penal de alta seguridad, los siguientes ocho meses por desgarrarle la playera a un policía.
O que sea confinado como le sucedió a Goyo Gómez, levantado por el “Grupo Sombra”, paramilitares de la SSP y a “salvo” ya que fue videograbado el levantón lo cual impidió lo desaparecieran y echaran la culpa al crimen organizado. Goyo fue llevado a un penal de alta seguridad… ¡pero en Oaxaca!
Otro que corrió la misma suerte fue Nicolás Ruiz Roset, cuyo pecado fue levantar el dedo para pretender jugar la candidatura por Minatitlán por la coalición “Va por Veracruz”.
Fue detenido el pasado viernes a escasas horas de que registrara su candidatura. Al empresario y político lo detuvieron en una de sus empresas acusado presuntamente de amenazas, tentativa de privación física, coacción e intento de secuestro, puro invento.
¿Quién sigue?
Pues Cuitláhuac, pero el otro, Cuitláhuac Condado Escamilla, a quien se le advirtió que el siguiente sería él.
Son los hechos de una escalada de violencia e intimidación con una señalada etiqueta contra el perredismo lo cual dio lugar a que anteayer su dirigente estatal Sergio Cadena Martínez se trasladara a la ciudad de México y ante la más alta tribuna legislativa, el Senado de la República demandara alto a la violencia política.
“Solicito la intervención de las máximas autoridades federales para evitar mas hechos de sangre”, dijo ante los senadores quienes emitieron un punto de acuerdo condenando la violencia política.
El líder del Partido del Sol Azteca, refirió la grave y preocupante situación de seguridad que impera en Veracruz, en donde se están violentando las garantías, los derechos humanos y pisoteando la libre participación de candidatos y candidatas”.
La pregunta obligada ante categórica denuncia es ¿a qué se debe tanta agresión?
Pareciera que no hay otra respuesta más que al temor del gobierno de Cuitláhuac García quien observa con seria preocupación como crece la oleada opositora en pueblos y ciudades y cómo la ciudadanía y los buenos candidatos se enfilan rumbo a la alternancia.
El del gobierno es un plan gestado desde las oficinas del Secretario de Gobierno, Eric Cisneros, para atajar a como dé lugar a la oposición.
Sus métodos son previsibles y muy rodados. Son la violencia, la amenaza, el amedrentamiento, el golpe seco, el abuso de autoridad y el hostigamiento.
Y para eso es bueno el llamado “Bola 8”. Por ello, por ser un peleador de cantina, fue contratado por el tibio de Cuitláhuac, con la bendición de Rocío Nahle, para el trabajo sucio.
El problema, sin embargo, es la tosquedad que da lugar al repudio ciudadano; el golpe artero, que provoca la condena pública; el acto represivo de encarcelar a los opositores, como en la vieja Gestapo.
Esto, sin embargo, ya nadie lo para.
Seguirán los levantones, las amenazas a la prensa -la última a Notiver por decir la verdad- y los recorridos de las guardias blancas de la Fiscal Verónica Hernández levantando por la fuerza a los opositores, allanando negocios y hogares, pero esta insurgencia ya nadie la detiene.
Hoy mas que nunca cobra vigencia aquella sentencia lapidaria de Francisco Bulnes de que si a las 12:00 del día el pueblo dice que es de noche, es hora de encender los faroles.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |