Ejemplos hay muchos, empezando por Lily Téllez (Morena) y terminando por Xóchitl Gálvez (PAN), pasando por Ricardo Bours (MC), quien, por cierto, se suma a la alianza PRI-PAN-PRD para competir en circunstancias similares, contra el morenista a la candidatura del gobierno de Sonora, exsecretario de Seguridad Ciudadana, Alfonso Durazo, exsecretario particular de Vicente Fox (PAN); quien inició su vida política en el PRI, partido en el que militó de 1976 a 1999. De ese año hasta 2004 militó en el PAN para pasarse al PRD, donde militó hasta 2014, para incorporarse a Morena.
A causa de estas indefiniciones políticas, ideológicas y partidistas y la prolongada ausencia de su tierra natal, la gente no apoya en su totalidad a Durazo, aunque la intención del voto pareciera tenerlo, por el momento, en la punta.
En Tlaxcala también hubo una declinación del Partido Encuentro Solidario, cuya candidata a la gubernatura, Liliana Becerril ahora apoyará la candidata del PRI por esa entidad, Anabell Ávalos.
En Sinaloa, la diputada local de Morena, Flora Isela Miranda se unió al proyecto del candidato Mario Zamora de la alianza PRI-PAN-PRD.
En la Ciudad de México, Cinthya Barrios, aspirante del PES a la alcaldía de Coyoacán, declinó en favor de la candidatura de Carlos Castillo, candidato a ese cargo por Morena, quien es el puntero por más de 15 puntos.
En San Luis Potosí, el candidato de Fuerza Por México, Juan Carlos Machinena, denunció que dos candidatos a ese cargo lo han invitado a declinar por ellos, pero se niega rotundamente a hacerlo.
Seguramente seguirán las declinaciones, deserciones y todo tipo de brincos y saltos antes de la jornada electoral.
Las transformaciones políticas de las personas también obedecen a mutaciones de partidos políticos que también sufren cambios en su interior hasta parecerse a sus contrincantes y a veces su radicalismo rebasa a quienes compitieron con ellos para cargos de elección popular.
La izquierda, tanto como la derecha, da bandazos que van del pasado al presente sin evolucionar. Es por ello por lo que los partidos políticos se parecen cada día más entre sí y las diferencias entre propuestas e ideologías se extravían en la práctica política donde además sus militantes muestran que carecen de bandera y no respetan las leyes.
La lealtad se cotiza cada vez más ante un panorama político carente de identidad en sus personajes, desde luego hay honrosas excepciones, pero la enfermedad de la deslealtad pareciera contagiosa porque cada día se vuelve más común. De hecho, se habla de que Movimiento Ciudadano no se unió, desde su creación, a la Coalición, para que en la víspera de las elecciones sus candidatos declinaran por la alianza del PRI-PAN-PRD, engañando a sus simpatizantes sobre su aparente autonomía. Lo que quiere decir es que no hay norma que obligue a la congruencia política y partidista de sus militantes.
Es decir, no hay claridad en los proyectos y las ideas políticas ya no dan personalidad ideológica a los funcionarios públicos, lo cual no los hace sonrojar; simplemente buscan el triunfo electoral que de ser conscientes del sentir de la gente dejarían de hacerlo porque eso habla de incongruencia de la cual los mexicanos son muy celosos.
En sonora, la gente empezó a decepcionarse de la alianza cuando el candidato de Movimiento Ciudadano declinó a su favor. Se pensaba que la atracción de los votos sólo exige cantidad; sin embargo, también exige calidad.
No es la primera vez que una alianza o una declinación es rechazada por los votantes y en lugar de sumar votos en su intención, los pierde. Esto ha pasado en todos los partidos, porque todos ellos han sido producto de las deserciones, así como depositarios de los desertores que piden asilo en otras fuerzas.
Por si esto fuera poco, la autoridad electoral actúa como nunca antes quitando y poniendo candidatos, lo que obliga a que la gente incremente su confusión. Es decir, la dinámica de la elección del 6 de junio se identifica por la falta de certidumbre en todos los aspectos.
La falta de congruencia se convierte en traición como lo han demostrado muchos diputados y senadores que en tiempos de campaña se presentan como defensores de una serie de ideas que luego, al cambiar de bando y de curul, empiezan a criticar como si toda la vida hubieran estado convencidos de ello. En la actualidad hay ejemplos muy claros y pueden comprobarse en las sesiones tanto de la Cámara de Diputados como en la de Senadores.
Porque esas personas traicionan al sistema político dentro del cual concursan, también le dan la espalda al partido que les pagó la campaña, traicionan las ideas de dicha organización, lo cual implica un engaño al elector y traiciona a los representados que tienen un espacio específico dentro de la representación social que se mantiene en el limbo del ejercicio político.
El anuncio de una norma que prohíba el chapulineo se convierte en parte del perfeccionamiento permanente de toda democracia viva, porque la democracia no descansa, se actualiza conforme los conflictos le dan el impulso para su evolución. Son los conflictos los que mueven las leyes para mejorar el Estado de Derecho y estos cambios de partidos de los que carecen de ideas propias y de bandera merece una normatividad que actúe con severidad en cuanto a su sanción. PEGA Y CORRE. - El INE ya nombró a los representantes de casilla, los capacitó y los partidos todavía no designan a sus representantes en las casillas, sobre todo los nuevos, hay algunos que carecen de militantes para ocupar todos esos espacios… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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