Lectura obligada cuando estudiante de periodismo, visitar la biblioteca a cargo de dona Chofi Sponda, añorados años de 1968 y, pedirle las obras de José Martínez Ruiz, conocido en el medio político y filosófico de España, como Azorín. Dos de ellas, llamaron la atención, además por la facilidad en su lectura, entendible, además por el mensaje que envía a la clase política de todos los tiempos y de todos los partidos, incluso de esa izquierda qué en realidad, en lo personal, no la encuentro en ninguna de las siglas menos en quienes dicen llamarse de izquierda, que no haya sido don Heberto Castillo, con algunas dudas.
Me refiero a “La Voluntad” y “La Ruta de don Quijote”, en donde encierra conceptos que los aspirantes, candidatos y políticos ya en el poder, tienen que leer, pero este maldito error de ellos, de no dedicarle unas cuantas horas a la lectura, entenderían que sus movimientos instintivos revelan quiénes son, qué hacen, a qué se dedican, su falsedad, mentiras, como el agrado y la verdad, si las manos hablan elocuentemente como las palabras… como periodista es tarea el conocerlos cuanto antes de proclamarse candidatos. Ya como funcionarios los sentimos hasta quemados.
Diremos a los que son candidatos en receso de dos días para estar listos a la elección del 6 de junio, a días del domingo histórico para México, que Azorín recomienda quizás a lo contrario de Maquiavelo, a quien combatieron los literatos y filosóficos de España, incluso con un decreto, "contra las vanas ideas de la política de Maquiavelo, pues se dijo a lo contrario que la política es el arte del engaño, es una vocación llevada a pulso y con la gente adecuada que los rodea, con influencias y suerte, discretos, leales o mafiosos.
No debe abandonar, el político, su cortesía y su impasibilidad ante personajes sospechosos, menos con los participantes en un proceso electoral y si reciben un agravio o vejación, tranquilos señores, nada de responder a esa injuria teniendo toda una noche para lograr una resolución diferente, distinta si se hubiese tomado a la ligera…cierto, hasta los espíritus más reflexivos pierden la sangre fría, así se consideren discretos y sosegados, llegan a exaltarse si se apegan al coro de las multitudes; la pasión pasará y se le dará la razón de su hombría, de su razonamiento y sinceridad…
Afabilidad y cortesía de quienes toman la responsabilidad como candidatos, con falsos razonamientos actuarán en contra cegados por la pasión, la ira y el despecho; corregirá a tiempo su inadvertencia, es decir la falta de atención, considerando que no es necio el que hace la necedad sino el que ya hecha no la sabe enmendar, sucede frecuentemente con el mal humor para lo cual se aplicará una rectificación discreta y cauta.
El elogio señores candidatos, los coloca a prueba, resistiendo la censura los convierte en soberbios y entre más ensalzados más peligrosos para la sociedad, con su ironía y escasa seriedad sin tomar en cuenta que la entereza toda jamás se dará y es se hace necesaria la asistencia del asesor confiable más no el amigo, que no lo juzgará pero si aclarará entre la corte de engañosos admiradores en donde se cuenta la prensa perversa que le forma una atmósfera y muralla que le impide ver la realidad y la normalidad en la función de candidato o funcionario si lo consigue.
Azorín es interesante, por algo fue miembro de la Real Academia Española y sus obras, sería acaso el manual de los políticos que tienen la intención de servir a la sociedad y a los pueblos… concluiremos con una recomendación de este personaje que fue poeta y curiosamente no escribió jamás un verso o, si lo escribió, no los publicó, sabiendo que su prosa de cristal y luz transparenta es una lírica de puros quilates… coincidiendo los poetas de España que nunca la impericia técnica fue obstáculo para la expresión en verso y el mismo Azorín, decíamos, para concluir, recomienda a los candidatos que tuvieron que visitar la casa de los humildes, lo hubiesen hecho con el corazón y la pasión a sus necesidades… y eso sí que los candidatos coman poco, sencillo y poco abundante teniendo en cuenta que no es el mucho comer lo que aprovecha, sino el bien digerir, dentro del espacio y sosiego…
Lentamente, como si no tuvieran prisa de nada.
Lo que será… será. |