“¿Qué fue lo que pasó hoy en la mañana?” preguntó el reportero. “Entraron doce camionetas de la Fuerza Civil a robar casa por casa, se llevaron camionetas, golpearon –y volvió a repetir- estamos hasta la madre y de plano ya no queremos nada con la Fuerza Civil, nada con el gobierno. El gobierno supuestamente nos apoya, pero el gobernador está allá…” El entrevistado no terminó su respuesta porque literal, comenzó el tracatraca.
Primero se oyó la detonación de algo parecido a un cohetón que cimbró a todo mundo y tras éste el tableteo de armas largas. La gente comenzó a correr y también los policías que se subieron a tres patrullas y huyeron en medio de mentadas y toda suerte de improperios.
Un sujeto ensombrerado, de lentes y con un paliacate rojo que le cubría la totalidad del rostro, le dijo lindeza y media al gobernador Cuitláhuac García frente a la cámara del reportero que no dejó de grabar, mientras otros manifestantes arrojaban piedras a las patrullas.
¿Por qué empezó la balacera y contra quién fue?, nadie lo sabía en ese momento. Como tampoco nadie se explicó el corredero de policías que antes de la refriega, golpearon a reporteros que cubrían el desalojo y los despojaron de sus grabadoras y celulares.
Quien dio luz sobre el altercado fue la reportera Arelis Sosa al manifestar que después de golpearlos y robarlos, los policías los amenazaron y dispararon al aire.
¡Ah, chicotes! ¿Tanto miedo inspiran los reporteros a los policías? ¿Tan peligrosos les resultan que tienen que amenazarlos a balazos?
La policía estatal y su “Cuerpo de Élite” como llamó Javier Duarte a la Fuerza Civil, se han convertido en un calvario para la ciudadanía principalmente de las comunidades donde han
sido acusados en reiteradas ocasiones de asaltar, robar, golpear, amedrentar e incluso asesinar.
Desde que la 4T llegó a Veracruz, al menos una veintena de reporteros han sido agredidos y amenazados por elementos de la Fuerza Civil, al cubrir desalojos violentos de instalaciones y carreteras. Y en ese sentido el gobierno de Cuitláhuac García, que “nunca” atacaría a los periodistas ni a la libertad de expresión, ha salido más represor que los gobiernos de Duarte y Yunes… juntos.
Este mismo sábado y quizá a la misma hora en que los elementos de la SSP echaban bala en Nuevo Teapa, habitantes del poblado de Guadalupe la Parroquia, bloquearon los tramos carreteros Amatlán-Cuchiapa y Amatlán-Córdoba para protestar por el asesinato de dos menores presuntamente a manos de elementos de la Fuerza Civil.
Tras una persecución a unos supuestos narcos (que por cierto no detuvieron), los miembros de la Fuerza Civil habrían matado el viernes a los menores Jonathan y Eduardo de 14 y 15 años. Al menos es lo que dicen los pobladores que este domingo y llenos de rabia los enterraron en medio de la consigna: “No fue ningún fuego cruzado, fueron balas del Estado”.
Por mucho menos que esto, cualquier gobernador que se precie de serlo estaría poniendo de patitas en la calle a su secretario de Seguridad Pública. Pero Cuitláhuac no puede porque a Hugo Gutiérrez Maldonado (que fue removido como director del Centro de Operaciones Estratégicas de Nuevo León por extorsionar a empresarios), se lo impusieron de arriba.
Y mientras de arriba no ordenen lo contrario…
Feo panorama tiene enfrente el gobernador y su jefe de Seguridad Pública si siguen dejando que sus policías actúen impunemente contra la ciudadanía. Por el bien de ambos no deben olvidar que hasta la paciencia de los apáticos, displicentes e incluso de los cobardes tiene un límite. bernardogup@hotmail.com |